Barranquilla tiene un callejón de California que no se parece a ningún estado norteamericano. Por él camina un señor con una carretilla de madera, cuya firma le enseñaron sus hijos, pues nunca aprendió a leer ni escribir. También llora una administradora tras la muerte de su mesero más antiguo, un adorable canoso que en sus recuerdos siempre le llevó un frozo malt.
Ese callejón fue bautizado también como la Avenida 20 de Julio (carrera 43), en honor al Día de la Independencia de Colombia. En tiempos pasados se le denominó además Avenida 11 de Barranquillita y el Callejón de la Niña China. Aquí, la primera escena ocurre en medio del bullicio del mercado público, a pleno medio día. La segunda en la tradicional Heladería Americana, que desde hace 80 años, antoja con su original malteada congelada.
'Esta carrera tiene su magia, es una arteria con una historia muy marcada y por eso recibe el nombre de fiesta patria', señala Helkin Núñez, historiador del Archivo Histórico del Atlántico.
La popular carrera 43 comienza en la calle 3 de la ciudad, atraviesa el mercado, Miami Center, pasa más adelante por la antigua Universidad Atlántico, el restaurante La Cueva, la panadería 20 de Julio y se baña en un sector más residencial, para finalmente terminar en el norte de La Arenosa, en Miramar.
Así como la fecha, por 20 de julio pululan héroes caídos y sobrevivientes. Grandes edificaciones de Barranquilla se han despedido, mientras otras se resisten a desaparecer. El antiguo Club Barranquilla, donde se reunían las familias más acomodadas, ahora es el centro comercial Tropical Center. La Librería Nacional, en la que Gabriel García Márquez solía pasar tiempo dentro de textos, ahora es un almacén. Los almacenes Murcia, a donde los barranquilleros compraban sus electrodomésticos, es un supermercado y el Hospital Infantil San Francisco de Paula, un gimnasio.
Entre los lugares que se mantienen de pie en la avenida, brillan con lucidez La Cueva, localizada en la carrera 43 con calle 59, donde Gabo, el Nobel de Literatura, dejó un poco de su esencia macondiana; La Heladería Americana, que consiguió expandir sus sabores con seis sedes en la ciudad; la panadería 20 de Julio, que continúa con sus puertas abiertas 24 horas tras más de 45 años y, en una menor medida, el restaurante El Merendero, que conserva su ‘toque caribe’, entre otros establecimientos, teniendo en cuenta que la carrera se caracteriza por su alto aporte comercial.
En ella también se encendió la música carnavalera, con los primeros desfiles de la Batalla de Flores, que luego se abrió al gran río de la Vía 40.
Núñez recuerda que, además, en ella nació, un 17 de mayo de 1890, don Julio Enrique Blanco de la Rosa, filósofo barranquillero, fundador del Museo del Atlántico y gestor de la Universidad del Atlántico.
Nostalgia por la 43. Mientras empuja su carretilla, Auberto Jiménez recuerda cuando el mercado tenía un patio. Le pagaban 10 y 20 centavos por cargar sacos de alimentos. 'Con honra logré educar a mis seis hijos, que me enseñaron a leer y escribir', dice.
El ‘cotero’ del mercado, de 60 años, evoca su pasado. 'Aquí antes todos los buses se parqueaban para recoger a la gente y esto no estaba tan dominado por los santandereanos', cuenta.
Calles arriba, frente a la antigua Universidad del Atlántico, dos compadres recuerdan cuando 'parrandeaban' en La Piragua, localizada en la carrera 43 con calle 58.
'Llegaban las mejores agrupaciones de vallenato. La rumba era con los hermanos Zuleta y los bancos, de madera', cuenta Rafael Caicedo, docente pensionado de 65 años.
'Eran grandes tiempos', dice... cuando la avenida era un callejón.
El primer semáforo del país
El primer semáforo de Colombia se instaló en la Avenida 20 de Julio, el 3 de marzo de 1929. Fue llamado faro por su aspecto como tal y quedó en la intersección de la carrera 43 con calle Jesús, hoy mejor conocida como la calle 37. En el acto cívico estuvieron presentes el entonces director de tráfico de Barranquilla, Julio Gerlein Comelín, además de diferentes inspectores de tránsito de las ciudades de Santa Marta y Cartagena.
A mediados de 1940
Barranquilla adopta las recomendaciones de la Ley 40 de 1932, que obliga a los Concejos Municipales a enumerar las calles y careras en orden ascendente de acuerdo a su situación topográfica con respecto al río Magdalena, por lo que la Avenida 20 de Julio es denominada la carrera 43.