Para Martha Ligia Camargo, propietaria del restaurante ‘Toby’, ubicado en la carrera 44 con calle 42, las ganancias que recibe en su negocio no son las mismas de unos meses atrás. Camargo ha sentido en 'gran medida' el alza del precio de la carne de res, lo que ha convertido al tradicional ‘corrientazo’, más que en la fuente principal de sus ingresos, en una opción que no puede faltar, si quiere seguir manteniendo un buen flujo de clientes.
Con el fin de encontrar el equilibrio entre lo económicamente próspero y la conformidad de sus clientes, a la dueña del establecimiento le ha tocado acudir a algunas estrategias con las que pueda contrarrestar el incremento que, según expertos en la materia, se debe principalmente al fuerte verano que azotó a la Región durante los primeros meses del año, así como a la exportación de reses.
Sequía y exportaciones
El director ejecutivo de la Asociación de Ganaderos de la Costa Norte Colombiana (Asoganorte), José De Silvestri, explica que el alza se debe a que, por el intenso verano, el 'novillo gordo que va a matadero' está escaso. Igualmente, indica que mensualmente por el puerto de Cartagena están siendo exportados ganados en pie, 'tanto de levante como ganado ya cebado y gordo', lo que ha generado 'especialmente en las ciudades de la Costa' un aumento del 30% del valor que tenía a principio de año.
'Para el inicio de 2016, el kilo de ganado en pie costaba $3.000 y hoy está entre $4.000 y $4.100, es decir el precio de un macho gordo que antes oscilaba entre $1.300.000 y $1.400.000, hoy cuesta $1.900.000 o $2.000.000', detalla De Silvestri.
Las dos razones mencionadas ocasionan la poca oferta de ganado que, al conservarse la misma demanda, hace que se incremente el precio, tal y como lo determinan la lógica económica.
Debido a lo anterior, Camargo asegura que hoy en día no le gana mucho al ‘corrientazo’ y que, por ende, realiza constantes variaciones en el menú para 'buscar alternativas' que le ayuden a equilibrar sus ingresos.
'Con una libra de carne, que hoy nos cuesta $8.100, sacamos cuatro ‘corrientes’. Anteriormente, la idea era que la ‘corriente’ costara lo mismo que la libra de carne, pero hoy no se puede hacer eso porque la gente protesta. Entonces, nos toca manejar la misma cantidad de carne de siempre y mantener el valor del plato, que es $6.000', explica la propietaria del ‘Toby’.
Productividad afectada
Como una cadena, cuyo último eslabón es el consumidor, puede entenderse la teoría del alza del producto alimenticio, según detalla el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan), José Félix Lafaurie.
Explica el dirigente gremial que debido a la sequía hay carencia de pasto; si no hay pasto, el ganado no se alimenta adecuadamente; si no se nutre como debe ser, el animal baja su peso y automáticamente disminuye su nivel de fertilidad; esto se refleja en una oferta menor de terneros y 'cuando hay pocos terneros, hay pocos novillos'. Esto conlleva al encarecimiento en los expendios, de donde se surten, entre otros, los restaurantes que venden el popular plato que además de ser condescendiente’ con el bolsillo de los consumidores se ha convertido en la mejor opción para quienes viven en el afán del día a día.
'Cuando el ganado sube, el ganadero retiene a la hembra para ver si después puede tener la oportunidad de manejar mejores precios. Lo que hay es un ciclo de retención con una oferta muy baja de animales para sacrificio y esto aumentó el precio', apunta Lafaurie.
Jazmín Cantillo cuenta que en su negocio, restaurante ‘Doña Kelly’, a pesar de estar ubicado en un sector comercialmente privilegiado (calle 72 con carrera 48, barrio Colombia), sus ingresos no son iguales a los de meses atrás. Asegura que a los aproximados 40 platos con carne que vende diariamente hoy le gana 'menos del 50%'.
Cantillo vende cada ‘corriente’ con carne en bistec o guisada en $6.000, cuando es para comer en el lugar y a $6.500 cuando es para llevar. Aunque expresa que esa diferencia no compensa los gastos que hace en la compra de las cajas de icopor, bolsas y cubiertos desechables.
'Quisiera subirlos a $7.000, pero ¿quién compra una carne en bistec a ese precio? Es muy complicado', expresa la propietaria, quien agrega que si anteriormente se gastaba $100.000 en la compra de dicho producto, ahora gasta el doble. Para compensar sus ingresos decidió no dar la bebida, generalmente agua de panela o limonada, que ofrecía con este tipo de platos.
'Al no dar bebida compenso un poco, ya que los clientes tienen que comprar algo para beber. Yo hago jugos naturales y con eso solvento lo que dejo de ganarme con las ‘corrientes’. Además, estoy siempre pendiente de las promociones que hacen en los expendios de carne', explica.
Menos cantidad
En el barrio El Poblado de Barranquilla, Boris Coronado y su esposa tienen, hace dos años y medio, entre sus sustentos la venta de ‘corrientazos’ y demás platos en el restaurante ‘Coronado’, en la carrera 49C con calle 92.
Un promedio de 30 ‘corrientes’ se venden en la terraza convertida en comedor, principalmente a estudiantes, obreros y empleados de empresas aledañas, quienes se acercan a 'degustar el sabor casero a un cómodo precio de $6.000'.
'Nosotros compramos la libra de carne a $7.000, realmente ha subido mucho', cuenta Coronado, quien dice que les tocó reducir el gramaje de la porción que sirven en el plato, para poder mantener el mismo valor y ver algo de rentabilidad.
'Aquí no podemos subirle más a los platos porque hay muchos obreros que vienen y sabemos que su sueldo no es alto. Con este restaurante no pretendemos hacernos ricos, pero si es una forma de ganarnos un extra', puntualiza.
A María Morales y Cindy Fuentes, a quienes sus respectivos trabajos les ‘exige’ ser consumidoras habituales de ‘corrientazos’, el incremento también les ha ‘tocado’ el bolsillo.
Ambas jóvenes aseguran que 'unos meses atrás pagaban hasta $2.000 pesos menos' por cada plato que consumen seis veces a la semana.
En los expendios
Fabio Hernández, administrador de Carnes y Carnes Santacruz, de la calle 70 con 49 esquina, asegura que la carne de res 'ha subido notablemente desde hace unos tres meses'.
Indica que 'por lo menos para esta época hay carne', ya que para el mes de marzo no se conseguía, ni siquiera a precios altos, por lo que duró varios días sin tener algunos cortes a la venta.
Sobre lo que está sucediendo, el dueño de Carnes de Colombia (Carnecol), Edwin Alzate, detalla que su negocio se abastece en los departamentos de Córdoba, Antioquia y Santander, ya que 'Barranquilla ha tenido una escasez increíble y algunos días no hemos tenido nada para vender. Cuando un canal de res se compraba a $5.500, hoy se consigue a $9.000'.
El alza en los hogares
Los establecimientos de ventas de almuerzos no han sido los únicos que se han sentido ‘golpeados’ por el incremento. Alfonso Blanco asegura que en su hogar han tenido que comprar menos cantidad de carne de la que compraban unos meses atrás.
'Dos meses atrás yo compraba carne de primera, en este tipo de negocios, a $6.500 la libra, hoy pago $8.500 y hasta $9.000 por la misma. Me dicen que el alza se debió a la sequía, pero ya empezó a llover y aún sigue cara', indicó Blanco, mientras pedía que le despacharan ocho libras en uno de los expendios. Igualmente, Edith Muñoz expresa que anteriormente podía comprar tres libras de carne con $10.000, pero hoy, con el mismo monto, sólo compra una libra. 'Esto afecta mucho en mi casa, donde tenemos que recurrir a comprar carne de pollo o de cerdo, ya que están más baratas', dijo.