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Cuando Nayibe Reyes compró en 500 mil pesos su pequeño cambuche, a la orilla de las zonas inundables de la Ciénaga de Santo Tomas, no pensó que las aguas residuales le mojarían los pies en su propia casa, apenas cayeran algunas gotas, haciéndole sentir a su familia que éstas podrían llegar 'hasta el cuello'.

Hace 15 días, cuando se mudó, el fenómeno de sequía que afrontaba la región profetizaba un lugar por lo menos 'habitable'. Sin embargo, los últimos aguaceros de esta semana, son el anuncio de tiempos difíciles para cerca de 70 familias 'invasoras' en los barrios Buena Esperanza y 7 de Agosto.

'Desde que estoy aquí han sido días horribles. Si es así con una lluvia, no quiero imaginar hasta donde llegará el agua cuando sea más fuerte', expresa Reyes, oriunda de Cascajal, Magangué (Bolívar).

El alcalde del municipio, Luis Escorcia Castro, es enfático en cuanto a lo que se avecina. Asegura que desde el pasado mes de enero viene advirtiendo, en compañía de personeros y comandantes, a todas las familias invasoras para que desalojen el sector, puesto que la zona constituye 'alto riesgo' para cualquiera que la habite.

'Esto que vemos no es nada', alerta Escobar mientras señala las casas de barro, madera y bolsas, que se adueñaron del sector aledaño al frente oriental de la cabecera municipal. Son más de 30 familias las que estarían en estado de 'vulnerabilidad' en Buena Esperanza y 35 en 7 de Agosto, según estadísticas suministradas por la Oficina de Planeación Municipal.

Del otro lado del terraplén, que protege a Santo Tomás y Palmar de Varela de las inundaciones, ‘saluda’ el complejo cenagoso. Según habitantes del municipio, cumple cuatro años en los que estuvo dormido por la sequía, pero ahora comienza a despertarse.

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Inundaciones se toman las invasiones de los barrios Buena Esperanza y 7 de Agosto.

Este miércoles se iniciaron en Santo Tomas los trabajos para trasladar el agua de la zona inundable hacia la ciénaga, algo que evitaría mayores desastres en las invasiones. El alcalde alertó, en un recorrido con EL HERALDO, que luego de varios años en desuso, su administración se encontró con que hacían falta piezas fundamentales de la motobomba para iniciar las labores.

'Se robaron piezas de arranque, alternadores, radiadores. Tuvimos que alquilar esta motobomba en Ponedera y ahora reparar la nuestra', señaló.

Mientras la motobomba, que succiona y descarga aproximadamente 15 litros por segundo y que está operando durante 12 horas, hace efecto, algo que podría tardar una o dos semanas —según el alcalde—, habitantes como Nayibe Reyes esperan que los fenómenos naturales no causen mayores estragos.

Cada mediodía visita a sus vecinos que disponen de agua potable para que les suministren, que comparte con su padre, cuñado y esposo. Este último trabaja como celador de la motobomba.

La mujer de 43 años no está segura de que las casas que ahora tienen el piso bajo el agua constituyan una invasión. Sin embargo, es consciente de las advertencias hechas por la Alcaldía y sabe que las condiciones podrían obligarles pronto a buscar otro lugar para residir.

El caso de Ana Varela es similar. Ella es una ama de casa originaria del municipio de Remolino (Magdalena), quien vive en el lugar desde hace cuatro años con su esposo, de Valencia (Sucre) y su pequeño hijo de tan solo 12 meses.

Su hogar, construido principalmente con madera, sobrevive gracias al relleno que hacen constantemente para evitar que se filtre el agua. Varela piensa que si el líquido sobrepasa los límites de su fuerza, saldrán corriendo junto con sus vecinos, que también son familiares.

'Es que ellos ya saben que no se puede. No pueden esperar a que tengan los hogares inundados para buscar reubicación. Algunos ya llevan seis años así, otros unos 3 meses', insiste el alcalde.

Casas para tomasinos

Cerca de 100 familias del municipio serán beneficiadas por el programa de viviendas gratis del gobierno, pero que de acuerdo a Escorcia favorecerá exclusivamente a los tomasinos, más no a aquellas personas provenientes de otros municipios o departamentos que, 'ni siquiera tengan Sisbén de Santo Tomás'.

'Tenemos un déficit de vivienda de 29.9%, eso quiere decir que de 6.500 familias, solo 2.100 tienen una casa propia', son las cuentas del Alcalde.

Escorcia anuncia que ante la situación, la Alcaldía está tomando todas las medidas preventivas para dar pronta solución a las invasiones y por eso dice que en los próximos días sostendrá una reunión con el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano.