La mañana posterior a la angustia que dejó el vendaval del lunes llegó cargada de una mezcla de emociones para Rosario Rojas. Una lágrima se escurre por su mejilla derecha, mientras su voz temblorosa relata los instantes de desesperación que ella, en compañía de su marido y su nieta, vivió cuando varias láminas de fibrocemento se desprendieron del techo de su vivienda, como consecuencia de los potentes vientos que causaron destrozos en Barranquilla y su área metropolitana.
Rosario, quien ha vivido 48 de sus 67 años en Barranquilla, cuenta que el suplicio para su familia empezó cuando faltaban menos de cinco minutos para las 4:00 de la tarde. El estrépito inicial la sorprendió sentada en una vieja mecedora de madera en la sala de su casa, situada en la calle 99D No. 13C-05, en el barrio La Paz. Allí, once láminas y tres cumbreras resultaron despedazadas.
Para esta mujer, natural de Soplaviento (Bolívar), los diez minutos que duró el fenómeno natural han sido los más largos y agobiantes de su existencia. 'En ese momento no sabía qué hacer, primero corrí al patio y después a la calle; fue algo muy desagradable', dice mientras arma en la cocina una de las 120 empanadas que pone a la venta para ganarse el sustento de su hogar.
Dentro del inmueble, las tres habitaciones y el baño son los espacios que más señales de deterioro registran. Mientras recorre su cuarto y señala con su índice derecho las consecuencias del vendaval, Rosario cuenta que durante la emergencia solo pedía a Dios que su casa, la que con tanto esfuerzo levantó, no se derrumbara.
Un día después del infausto episodio, lamenta no tener los recursos suficientes para costear los daños que dejó el ventarrón. 'Lo que gano vendiendo los fritos es para dar de comer a mi familia; espero que las autoridades nos ayuden a superar esta difícil situación', dice al tiempo que inclina su cabeza para ocultar el llanto.
Lesionados
Rosario es apenas una de las personas afectadas por el vendaval que dejó 204 viviendas damnificadas, 70 árboles caídos y doce heridos en Barranquilla. Desde la cocina de su residencia, ubicada en la carrera 9A No. 64B-85, barrio El Bosque, Anyel Manotas presenció la magnitud del fenómeno y sintió en carne propia -de forma literal- el desplome de una porción del techo.
Después de percibir el primer estruendo, la mujer de 33 años buscó el pasillo para intentar llegar hasta su habitación. En ese trayecto, una lámina se vino abajo e impactó con una de sus puntas la nuca de Anyel, lo que provocó que le tomaran tres puntos de sutura.
'Intenté taparme con los brazos, pero la fuerza con la que cayó no me permitía hacer nada más y terminé con la herida', cuenta mientras se toca el apósito que cubre el área afectada.
Trece láminas, dos colchones, un televisor y otros artículos terminaron dañados. Sin embargo, en la mente de Anyel solo se anidaba una preocupación. 'Pensé en el bienestar de mi hija, por eso le dije que bajara a donde su abuela (en el primer piso) para que se protegiera', afirma con la satisfacción del deber cumplido.
Yorleidys Ballesteros, de 19 años, sufrió una lesión leve durante el vendaval del lunes. La joven, habitante de La Paz, estaba acostada en la cama con su hijo de un año cuando sintió que la brisa tomó una fuerza inusitada. 'Me dio mucho miedo cuando vi que el techo empezó a zafarse y enseguida corrí para proteger al bebé', cuenta.
No obstante, en el camino trastabilló y el peso de su robusto cuerpo cayó sobre su hombro derecho. Después de tomarse unas radiografías y descartar una fractura, el médico decidió inmovilizar su brazo para disipar el dolor.
Urgencia manifiesta
El alcalde del Distrito, Alejandro Char, declaró este martes la urgencia manifiesta con el propósito de atender a las familias que resultaron damnificadas tras el paso del fenómeno natural por distintas zonas de la ciudad. El gobernante sostuvo que el objetivo de su administración es 'brindarle la ayuda a todos los ciudadanos afectados'.
De la misma forma, Char señaló que lo más importante para la Alcaldía Distrital es cuantificar los daños para determinar con exactitud cuánto dinero se necesitará para solventar las dificultades.
Electricaribe informó que 51 circuitos sufrieron daños
A través de un comunicado, Electricaribe informó que el personal del Centro de Operación de Red (COR) continúa trabajando en la reparación de averías en las redes eléctricas ocasionadas por el intenso vendaval que se presentó en Barranquilla y su área metropolitana. Con el propósito de lograrlo en el menor tiempo posible, la empresa informó que aumentó el número de brigadas de atención de daños, así como la cantidad de personal adscrito al COR.
De acuerdo con la información suministrada por la compañía, la labor de ingenieros y operarios permitió normalizar 'gran parte de los circuitos que estuvieron afectados' la misma noche del lunes. Por ese motivo, en este momento los esfuerzos se concentran en 'normalizar los daños menores' en el sistema de distribución de energía. De acuerdo con la gerente de Electricaribe en Atlántico, Betty Yadira García, se presentan en las redes de baja tensión, principalmente por daños de fusibles y bajantes primarios. En ese sentido, señaló que 51 circuitos presentaron daños, pero aclaró que en la madrugada de ayer 'se lograron normalizar' todos los circuitos y que solo quedan daños de menor cuantía.
'El tema ha sido muy complejo, pues fueron muchos árboles que nos ocasionaron daños en las redes, partieron postes y averiaron transformadores', manifestó García.
La funcionaria agregó que la empresa dispuso todo el personal operativo, grúas, vehículos tipo canasta y técnicos para el trabajo en tensión.
Arroyos por lluvias de ayer
En la calle 76. Un lector reportó que en la calle 76 con 48 tuvieron que amarrar un carro a un árbol para evitar que la corriente lo arrastrara.
En la calle 50. Una lámina de eternit se desprendió, al parecer, de la cubierta de la Universidad Libre y quedó incrustada en una red eléctrica.
Carrera 53 con 61. Dos vehículos casi son arrastrados por el arroyo. Afortunadamente, algunos transeúntes lograron asegurar los automóviles.
Carrera 43 con 52. Varios lectores alertaron sobre la corriente de agua que baja por la zona y el riesgo que representa para los conductores.