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La deshidratación, la inmovilidad, el comportamiento erróneo, las miradas dispersas y los sonidos extraños reflejan el estrés que quedaba en los animales que escondían en jaulas y baldes dentro de un sector polvoriento del Mercado de Granos en el centro de la ciudad. Ese es el estado en el que permanecen cuando son separados de su hábitat natural.

Luego de las sirenas que espantaron a los vendedores ilegales, las luces rojas de la Policía y el olfato de Poli, un perro labrador de la institución, encontraron una ‘caleta’ de animales. Incautaron en total 298 especies entre tortugas, aves, reptiles y primates que iban a ser comercializados en el mercado negro.

El tráfico de animales es el cuarto negocio más lucrativo del mundo, después de las drogas, las armas y la trata de personas. Y ese cruel panorama se repite más veces de lo que quisieran las autoridades locales: en lo corrido del año 2016 han rescatado, entre entregas voluntarias e incautaciones, 373 especímenes de fauna silvestre; y se han capturado a cinco personas.

Operativos ambientales

169 aves (80 canarios, 3 sinsontes, 3 cardenales guajiros, 3 cardenales dominicanos, 3 tumba yeguas, 3 azulejos, 4 sangretoros, 1 loro real, 26 loros cadilleros, 43 cotorras carisucias), 5 boas constrictor, 1 babilla, 1 mono cariblanco, 117 tortugas (87 hicoteas y 30 morrocoy) y 20 kilos de carne de chigüiro fueron incautados en el último operativo del grupo de protección ambiental y ecológica de la Policía, realizado el pasado martes 8 de marzo.

En esta ocasión no hubo capturados, pero el código penal colombiano en el artículo 328 cataloga como ilícito 'el aprovechamiento de los recursos naturales', entre los cuales se encuentra el contrabando de fauna silvestre. Las sanciones están estipuladas desde los 50 a los 3500 salarios mínimos legales vigentes, según el caso.

'En este operativo el objetivo era recuperar las especies que próximamente iban a ser comercializadas o sacrificadas por costumbres religiosas, y devolverlos a la naturaleza. El valor del daño ambiental es incalculable', indicó el intendente Eder González, jefe del grupo de protección ambiental y ecológica de la Policía Metropolitana de Barranquilla.

Los uniformados vienen realizando registros y verificaciones en diferentes sectores de Barranquilla y su área metropolitana en compañía funcionarios del Damab, con el fin de evitar este negocio. En temporada de cuaresma se incrementa en Barranquilla la venta y consumo de carne de chigüiro, de babilla, huevos de iguana y tortugas hicoteas.

Por eso, aunque los controles son permanentes, se intensifican antes y durante Semana Santa; además se realizan en épocas de receso escolar y finalizando el año; tiempos identificados como de mayor tráfico.

Impacto en la naturaleza

Las 298 especies recuperadas fueron dejadas a disposición del Damab, quienes verifican y hacen un dictamen para saber cuáles de ellos son aptos para liberar inmediatamente, cuáles necesitan un proceso de estabilización y cuáles ya no pueden ser devueltos a su medio natural.

'Algunas aves que se encontraban en buen estado fueron liberadas inmediatamente, otros animales presentaban debilidad manifiesta y no pudieron soltarse en su hábitat natural y fueron dejados a disposición de miembros de la Red Amigos de la Fauna', afirmó Sara Rodríguez Manzur, directora general del Damab.

La Red la conforman personas naturales que se inscriben ante las autoridades ambientales, ellos prestan la atención requerida por los animales rescatados de manera provisional, hasta que un veterinario determina que se restablecieron y pueden liberarse.

La sequía que se vive en esta época impide que muchos sean regresados enseguida, porque corren el riesgo de ser cazados nuevamente, y el deterioro del ecosistema, sobre todo a causa de la deforestación, hace que muchos ya no tengan dónde vivir. A eso se le suma que algunas especies pierden la capacidad de adaptación y tienen que permanecer en cautiverio.

'Los animales cuando los sacan de su hábitat natural se humanizan, cambian sus hábitos porque son aislados de otros compañeros de su especie. Eso impide que se adapten al medio silvestre: no pueden proveerse de alimentos, pierden su capacidad de vuelo, de defenderse y se convierten en presa fácil', explicó Nayid Cueto, veterinario del Damab.

Esta problemática ambiental es la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo, después de la destrucción de ecosistemas.