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Los cuerpos de agua en la Región Caribe están en niveles críticos, lo que ha generado desabastecimiento en varios departamentos de la Costa. La falta de lluvias desde el año pasado, como consecuencia del prolongado fenómeno de El Niño al que ha estado sometido el país, tiene a los caudales en sus registros mínimos.

Ríos como Guatapurí, Sinú, Ranchería y Magdalena están en sus niveles más bajos y las autoridades ambientales han reducido en algunos de los departamentos la captación de agua para evitar el desabastecimiento hasta que regresen las precipitaciones.

Bolívar, La Guajira y Atlántico se han declarado en calamidad pública para liberar recursos que invertir en mejoras para bombear el líquido, y obtener ayudas de las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) con carrotanques y obras de mitigación.

Según lo anunciado por el Gobierno Nacional, las lluvias aún pueden demorarse unos dos meses, mientras que la última etapa del fenómeno termina. Lo cierto es que ya comenzaron las tres semanas más críticas de El Niño, según señaló Gabriel Vallejo, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

'Estamos en la etapa más crítica del fenómeno. Nos quedan tres semanas de la época muy fuertes. Va a llegar hasta mayo o junio, eso implica que tenemos que seguir activando todos los elementos que nos permitan minimizar el impacto del fenómeno a lo largo y ancho del país', explicó el titular de la cartera.

Para el ministro, lo que va a ayudar a minimizar el impacto son la 'serie de herramientas y elementos' que se han ido implementando, como las sanciones por exceder el límite permitido para el consumo de agua.

Ese margen lo establecieron la Comisión de Regulación de Agua Potable (CRA) y el Ministerio de Vivienda, con la resolución N°726 de 2015. Esta busca desincentivar los consumos máximos de cada usuario en 26 departamentos, entre los que están incluidos los siete de la Región Caribe.

Sobre el pico máximo, Vallejo declaró que 'es una buena noticia en la medida en que el fenómeno pasaría su etapa más crítica. Sin embargo, eso implica también que lo último del fenómeno se va a extender hasta mayo'.

Por último, Vallejo señaló que han trabajado para mitigar los efectos pero que han obtenido unos resultados 'complejos' en algunas zonas del territorio nacional, 'a consecuencia del fenómeno'.

Indicó que las consecuencias más graves las han padecido las zonas rurales, seguidas de los incendios forestales: 'tenemos más de 22.000 hectáreas consumidas'.

Según la proyección del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), para marzo hay una condición de El Niño en transición de fuerte a moderado, estimando condiciones de neutralidad hacia mediados de año.

A corto y mediano plazo, no se advierte probabilidad de ocurrencia de un fenómeno de La Niña. Se estima por ahora una probabilidad del 50% de inicio de dicho fenómeno para el último trimestre del año. De consolidarse este fenómeno, sus impactos se empezarían a sentir en el primer semestre de 2017.

Los ríos Piedras y Manzanares, casi secos

Los ríos Manzanares y Piedras, principales fuentes de abastecimiento del acueducto de Santa Marta, tienen descensos en sus caudales del 95% y 92,5%, respectivamente.

Por causa del fenómeno de El Niño, los afluentes hoy están prácticamente secos.

El primero, es decir el Manzanares, tiene hoy un caudal de 80 litros por segundo de agua, siendo en épocas normales de 1.600 litros por segundo. El segundo (Piedras) presenta un nivel de 135 litros por segundo cuando su normal caudal es de 1.800 litros por segundo.

Nicanor Vega, director de Operaciones de Metroagua, manifestó que el caso del Manzanares es 'preocupante' debido a que 'ya no está aportando ni una gota de agua' a la planta de tratamiento ubicada en el sector de Mamatoco.

Mientras en Santa Marta estos ríos se quedan sin agua, en los municipios del centro y sur del Magdalena las ciénagas de Concordia, Zapayán y Cerro de San Antonio tienen sus caudales por debajo de los niveles normales. Igualmente, el río Ariguaní se ha convertido en una auténtica carretera de arena.

Con unos niveles más bajos que otros, los ríos de la ladera septentrional de la Sierra Nevada no escapan al Fenómeno de El Niño. Además del Piedras y el Manzanares, otros afluentes como el Buritaca, Guachaca, Mendihuaca y Gaira, los cuales desembocan en el Mar Caribe, están en alerta

La sequía se ensaña también contra los municipios del Magdalena ubicados en la subregión del río, en donde las autoridades civiles piden 'pronta ayuda' a la Nación. Concordia, Zapayán, Sitionuevo, Remolino, Pivijay, Salamina, El Piñón, Cerro de San Antonio, Pedraza y Zapayán viven el drama.

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En 66 % bajó el caudal del río Guatapurí

El río Guatapurí se encuentra en su etapa más crítica en la cuenca baja en Valledupar, al norte del Cesar. De un caudal base de 11.200 litros por segundo que tenía antes del fenómeno de El Niño, este afluente solo registra 4.920 litros por segundo, según el último aforo de la oferta hídrica realizada por la Corporación Autónoma Regional (CAR) en este departamento. La cifra representa una disminución de 66%.

En la parte baja, a la altura del balneario Hurtado, el mismo ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo, fue testigo de la sequía que enfrenta el más importante río en el norte del Cesar, del cual se surte el acueducto municipal con una captación autorizada de 1.800 litros por segundo.

Prácticamente, del caudaloso río de hace dos décadas, solo quedan en la cuenca baja caminos de piedra y pequeños charcos. Ante la intensa sequía, la corporación comenzó a regular las concesiones, con el fin de que se reduzca en un 50% la captación de agua en este afluente.

Otro de los ríos otrora caudaloso y ahora afectado por el fenómeno de El Niño y las desviaciones hacia fincas de la zona en límites entre el Cesar y Magdalena, es el Ariguaní. Su caudal histórico era de 13.032 litros por segundo; entre 2014 y 2015 fue de 7.500 litros por segundo, y en la actualidad solo alcanza los 5.000. Según campesinos, esto ha desencadenado en una emergencia social y ambiental, en jurisdicción de los municipios de Algarrobo, Magdalena; El Copey y Bosconia, en el Cesar.

No obstante, consideran los usuarios de la parte baja que no existe un control eficiente a las captaciones de agua en la parte alta, por lo que en la parte baja no es más que un camino de arena.

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Ríos de La Guajira ven mermar sus niveles

El río Ranchería cubre 20,5% de La Guajira, por lo que se constituye en su principal arteria y del cual se abastecen la mayoría de los municipios del departamento.

El caudal del río está regulado por la represa ubicada en el municipio de San Juan del Cesar, de la cual se liberan 4,85 metros cúbicos del preciado líquido, pero debido a la temporada de sequía extrema en esta región los niveles han seguido bajando poco a poco. Esto ha llevado a sectores donde el río se ha secado por completo, aunque gran parte del agua que sale de la represa es utilizada por los cultivadores de la zona.

Otro de los ríos importantes de La Guajira es el Tapias, que abastece a su capital, Riohacha, y el cual disminuyó su caudal en por lo menos 70 litros por segundo, de acuerdo con el resultado obtenido por Asaa, la empresa operadora del acueducto durante el seguimiento que hace de la fuente de abastecimiento para atender la demanda del casco urbano de esta capital.

De acuerdo con la empresa, las condiciones encontradas llaman la atención y preocupa que la disminución del caudal se presente de manera acelerada, cuando registra 1.130 l/s frente a 1.200 l/s de hace 15 días.

Ante este panorama, una comisión de operarios de la Planta de Tratamiento y personal de Operaciones recorrieron más de tres kilómetros arriba de la bocatoma, sin encontrar elementos o acciones de los habitantes de la zona que puedan causar la disminución registrada.

Para los integrantes de las brigadas de seguimiento del caudal, la actual situación obedece sólo a la falta de lluvias que se presentan desde el año anterior.

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El comportamiento de los ríos Sinú y San Jorge

En Córdoba ninguna autoridad gubernamental o ambiental maneja un informe hidrológico actualizado sobre el comportamiento de los ríos Sinú y San Jorge. Sin embargo, no existe emergencia por sequía o desabastecimiento según José Fernando Tirado, director de la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y San Jorge (CVS).

Con el Sinú hay menos riesgo de desabastecimiento por la función que cumple la hidroeléctrica Urrá, ‘atravesada’ en el torrente en la parte alta del Nudo del Paramillo.

Las descargas de la hidroeléctrica Urrá aguas abajo de la cuenca del Sinú ayer eran de 159,91 metros cúbicos por segundo, mucho más que los aportes que eran de 51,36 metros cúbicos por segundo. Ello, por la estrategia de almacenamiento en el embalse, con capacidad para 1.600 millones de metros cúbicos por segundo.

Entre tanto, empezando la tarde la descarga del caudal aguas abajo era de 159.66 metros cúbicos por segundo, mientras que los aportes al torrente eran de 73.19 metros cúbicos por segundo.

En el Sinú aparecen y desaparecen playones, pero por el momento el fenómeno de la sequía no se ha sentido fuertemente en el suministro de agua, por la manera como la hidroeléctrica genera energía para cumplir con los compromisos de suministro, al tiempo que suelta caudales para el procesamiento de los acueductos ribereños.

'En el tema de suministro de agua no hay problema, a nivel urbano. Lo importante es que tenemos a Urrá con agua, quizá 70% de capacidad almacenada, lo que está garantizando que no habrá problemas', dijo el director de la Corporación CVS, José Fernando Tirado.

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Cuerpos de agua en Atlántico, en estado crítico

El río Magdalena, la principal fuente de abastecimiento de agua del departamento, está en el nivel más bajo de los últimos ocho años. Afirma Gaspar Pino, el medidor en la estación de San Pedrito, en Suan, que el nivel está en 1,68 metros, lo que indica que ha experimentado una subida comparando con la cota de 1,39 que registró este medio el 30 de enero pasado. Ese aumento de apenas 30 centímetros también sube la esperanza de que el caudal no va a llegar a estar por debajo de 1 metro, indica Pino.

Cuerpos de agua como la ciénaga de El Guájaro o la laguna de Luruaco han perdido más de 50%. El primero, que se alimenta del Magdalena desde el Canal del Dique, no recibió suficiente agua durante el tiempo de subienda y con la sequía estaba perdiendo un centímetro diario. Por eso se instalaron cuatro motobombas que le suministran 10 metros cúbicos de agua por segundo, unos 720 millones de litros de agua diariamente. La obra tuvo un costo de $3.345 millones.

La laguna de Luruaco, a su vez, solo recibe agua de escorrentías y directamente de lo que llueve. Sin embargo, como indica Humberto Currea, presidente de la Fundación de Pescadores de Luruaco, 'hace tres años que no diluvia con ganas y de seguido'. Lo que agrava la situación del espejo de agua es que el acueducto del municipio toma líquido de él y abastece a cinco corregimientos.

De igual forma, la disminución del torrente del río ha generado problemas a los acueductos de los municipios ribereños, que han tenido que mover las bocatomas a zonas más profundas para poder captar el líquido. Por esta situación ocho municipios están declarados en calamidad pública.

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El Niño también causa estragos en Sucre

El Caño Mojana, uno de los afluentes más grandes con los que cuenta el sur de Sucre, presenta en la actualidad los niveles más bajos de su historia. Este caño se constituye no solo en fuente de alimentación para quienes habitan las poblaciones que lo bordean, sino también como la principal ruta de transporte hacia los municipios de Majagual y Guaranda y otros del Sur de Bolívar.

Esto ha impedido que los denominados ‘transmilenios acuáticos’ realicen su tránsito diario y por eso quienes desean llegar a esta parte de Sucre lo hacen por tierra en un camino que es más extenso o en unas canoas mucho más pequeñas que llegan hasta algunos territorios donde aún hay agua.

'El nivel del caño está como en 30 centímetros, el más bajo en toda su historia. La navegabilidad es nula, ahora tenemos que salir del municipio de Sucre en jeep hasta un corregimiento que se llama San Antonio y que le pertenece a Magangué (Bolívar) y de allí nos montamos en las chalupas. El trayecto demora una hora y media', dijo el líder de Sucre (Sucre) Obman Campo Bueno, quien precisó que esta sequía también afectó las ciénagas, que ya no hay pescado y que la economía está por el suelo.

Por su parte, en Guaranda, donde la navegabilidad se realiza a través del río Cauca, sus habitantes reportaron que si bien aún se están transportando por sus aguas, los niveles no dejan de ser alarmantes.

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La escasez del líquido también azota a Bolívar

El río Magdalena registra niveles históricos debido a la sequía extrema que azota tanto a la región como al territorio nacional. En Magangué, en el sur de Bolívar, Renzo Rollero, capitán de Puerto de Cootraimag, la cooperativa de transporte de este municipio, dijo que las aguas han descendido desde diciembre entre siete y ocho metros, y que esto nunca había sucedido.

La situación es crítica porque en enero se registró el encallamiento del ferry que transporta carros y pasajeros desde Magangué hasta el poblado de Bodegas -desde donde se llega a Mompox-.

Rollero manifestó que la situación es tan difícil que una embarcación de la cooperativa, en los tiempos normales, viajaba dos veces a la semana por el río y ahora, debido la sequía, solo lo hace una vez al mes.

'A Mompox no entran chalupas', dijo el capitán, quien agregó que ahora los viajeros se están desplazando por tierra a este municipio.

Por los niveles críticos, las embarcaciones que salen del puerto de Magangué tampoco entran a las poblaciones ribereñas de Sucre y Majagual, en Sucre, como antes.

En Mompox, la población ha denunciado que el agua llega turbia a sus casas, debido a que se han secado las zonas donde se abastece el acueducto municipal. Entretanto, entre Zambrano, Bolívar, y Plato, Magdalena, el verano es muy fuerte, por lo que bajo el puente que une a estas dos poblaciones ya no corre el agua del río; es zona seca, playas de arena.