Una vez más, las playas de Salgar, Pradomar y Sabanilla fueron las elegidas por muchos barranquilleros para compartir en familia y darse el gusto de tomar un baño de mar durante el primer puente festivo de 2016, que tan solo tiene 10. El año pasado hubo 15 puentes feriados.
Desde las 9 de la mañana, los primeros grupos de personas empezaron a llegar a los balnearios locales con la intención de disfrutar el día que estuvo acompañado por un sol resplandeciente.
Pese al inconformismo que ha generado en distintos sectores el aumento en un 7 por ciento del salario mínimo, algunos vendedores de comidas que aprovechan las bondades de la temporada alta sostienen que el año, para ellos, ha empezado con el pie derecho.
Comienzo favorable
Luz Myriam Morales, una barranquillera de 47 años, arribó al balneario de Salgar con una olla llena de arroz de pollo, cuyas porciones vendía entre $2.000 y $4.000, según el tamaño reclamado por los potenciales compradores que se acercaban en busca de alimentos para saciar su apetito antes de meterse al mar.
'No me puedo quejar porque desde el primero de enero me ha ido muy bien. Las ventas han mejorado bastante desde que empezó el año y eso me ha ayudado con los gastos que uno tiene en la casa', dice.
Morales, quien encuentra en la venta de comidas la fuente de ingresos para el sustento de sus tres hijos y las responsabilidades del hogar, afirma que el producido de su negocio alcanzó los $200 mil diarios desde que empezó 2016. 'Ha sido muy bueno porque cuando las cosas están duras no se venden ni 100 mil pesos en todo el día', agrega.
Carlos Escorcia llegó al balneario de Pradomar con la ilusión de vender una buena cantidad de bebidas refrescantes que le permita reunir una buena cantidad de dinero para llevar comida a su familia y también para comprar los útiles escolares de sus hijos para el año escolar que está por iniciar.
Al igual que Luz Myriam, afirma que el puente festivo provechoso para su negocio. De acuerdo con el hombre que vive en el barrio Carrizal, las ventas durante esta época se han incrementado ostensiblemente. 'Aunque no es algo de todos los días, he llegado a vender más de $150 mil en un día, ese dinero cae del cielo porque ahora lo que viene son gastos', comenta.
Ser prudentes
Debido a la vehemencia del oleaje, las medidas de seguridad en las playas del Atlántico se extremaron. William Pertuz asegura que desde hacía tres años no visitaba el balneario de Salgar. 'Hay que tener cuidado porque, si desafías el destino, el mar puede ser traicionero. Lo mejor es prevenir para disfrutar con tranquilidad', añade.
Uno de sus acompañantes es Jhan Buitrago, un joven de 19 años que asegura que lo mejor en esos casos es seguir las recomendaciones de los rescatistas que recorren la zona para garantizar la seguridad de quienes visitan el área turística. 'Si nos dicen que no nos alejemos de la orilla es por nuestra seguridad. Todos queremos regresar bien a casa', dice.
En definitiva, la meta es disfrutar con responsabilidad y de forma segura.