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La cátedra que dicta Leonardo Prías se llama Arte y oficio, modalidad de tejido de dos agujas. Su habilidad la ha desarrollado gracias a más de 30 años de práctica. Los que lo observan, esta vez en un salón del Colegio Pies Descalzos, en el corregimiento La Playa, son en su mayoría madres, pero también hay hombres y niños. Leonardo Prías no escucha, no ve y prácticamente no puede hablar, sin embargo esto no detiene sus manos y mucho menos las ganas de hacer algo, de salir adelante, de enseñarles su arte a los que no son sordos, ciegos y mudos.

Tiene 43 años, es barranquillero y con el apoyo de su madre, Teresa Prías Rodríguez lucha por los derechos de la comunidad con discapacitada en Barranquilla.

De hecho, Teresa quien estuvo en todo el proceso del proyecto aprobado recientemente por el Concejo Distrital que crea la política pública de discapacidad con enfoque de derechos e inclusión social del Distrito de Barranquilla 2015-2023.

Aunque ahora se encuentran en 'unas vacaciones obligadas, Leonardo y su madre dictan su cátedra y talleres cuatro veces a la semana, en distintas instituciones de Barranquilla.

'El contrato fue hasta finales de octubre, y ahora toca esperar el cambio de administración para continuar en el proceso', cuenta Teresa Prías, quien al momento de la entrevista estaba sentada junto a su hijo.

Madre e hijo trabajan cada día en ‘llave’, ellos enseñan técnicas de tejido en las localidades de la ciudad a sus estudiantes. 'Si mi hijo puede hacerlo con sus falencias, una persona normal tendría toda la capacidad de aprenderlo', expresa la mujer, haciendo énfasis en que las 'verdaderas barreras' del ser humano 'están solo en la mente'.

Prueba de esto, es que Leonardo fue medallista paralímpico en natación y sabe tejer con dos agujas, conocimiento que transmite a alrededor de 350 personas entre edades de 7 y 85 años, para que aprendan a utilizar mejor su tiempo libre.

La patología de Leonardo es síndrome de Usher I, (síndrome en proceso de investigación que se caracteriza por sordera y pérdida gradual de la vista).

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Otros casos

Eduardo Jiménez Herrera, director técnico de la selección de fútbol de amputados de Colombia, es otra de esas personas que son vistas como un ejemplo de vida. Él cuenta que hace 16 años, cuando era suboficial en Infantería de Marina, llegaba de permiso en moto a Sincelejo, donde tuvo el accidente que le quitó la movilidad en ambas extremidades.

Un carro sacó de la carretera a Eduardo y su compañero de viaje. El veredicto médico fue: paraplejia en sus extremidades. 'Gracias a Dios he contado con el apoyo de mis familiares, mi esposa actual he logrado salir adelante en este camino', recalca.

Él, como sus otros compañeros, quienes viajaron a México para disputar la Copa por la Unidad de América 2015, dice que trabajaron arduamente en el desempeño para este torneo, superando las dificultades que se iban presentando día a día. Un grupo de once jugadores logró emprender viaje a la sede del certamen deportivo, mientras que las otras selecciones contaron con 20 jugadores, según cuenta. 'Fuimos un equipo que hizo uno o dos cambios en los partidos, nuestros jugadores eran limitados, por eso dimos más del 100% en cada uno de los compromisos', enfatiza Jiménez.

El torneo se llevó a cabo esta semana en Jalisco, México. Al final del campeonato, el equipo tricolor de la sección de amputados ocupó el tercer puesto.

Esta mérito les da la clasificación al Mundial de fútbol de amputados (sede por definir entre Turquía, Rusia y México).

Las noticias no se detienen allí ahora, tras a su participación en la Copa por la Unidad de América 2015, postularon al país para que sea la sede de este torneo, en noviembre del 2017. 'Aquí es sumamente importante que nos escuchen y que logremos alcanzar el patrocinio, pues tenemos hasta el 31 de enero para dar una respuesta al comité', señala Jiménez.