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La reina del Carnaval de Barranquilla Cristina Felfle Fernández De Castro y su Rey Momo, el Mohicano Dorado Carlos Cervantes, ambos desprovistos ya del poder y de la investidura del relajo y la gozadera, se impusieron ayer en su frente la cruz de ceniza, cada cual en diferentes templos de la ciudad, dejando atrás los cuatro días de parranda, jolgorio y desenfreno carnavalero. Y como reza el adagio popular ‘el que peca y reza empata’, los monarcas de la fiesta tomaron este acto como un símbolo que los regresa al sendero de la reflexión, el descanso y la conversión espiritual.

 

El mohicano y la fe.

Desprovisto del resplandeciente brillo dorado con el recubre su cuerpo entero y con el que viene encandilando a propios y extranjeros durante los últimos 40 años en los diferentes eventos de Carnaval, Carlos Cervantes, el hombre del común, el pensionado de la desaparecida Telefónica, subió los peldaños de la catedral Metropolitana María Reina, con el cabello asentado y sin la tradicional cresta Mohicana que lo caracteriza.

Ataviado con una indumentaria corriente que lo hizo pasar desapercibido entre los cerca de 80 feligreses que se acercaron al templo sagrado para hacerse imponer la cruz de ceniza en la frente, como símbolo del inicio de la Cuaresma y la preparación para la Pascua, ayer al mediodía, dejó de lado la celebración para buscar de Dios como su religión se lo dicta.   

Despojado de su investidura monárquica carnavalera, con la humildad de cualquier feligrés y dejando a atrás la recocha y el desorden organizado del que fue absoluto soberano durante los últimos 4 días, en silencio y con un rostro solemne escuchó, el sermón del cura que invitaba a la compasión, a la comunión con Dios, al amor al prójimo y a la conversión.

LA CONVERSIÓN.

'La imposición de la ceniza significa conversión. Con la cruz de ceniza en la frente recordamos que somos débiles y pecadores. No se puede venir hasta acá hasta el templo después de haber estado tomando ron, echándose maicena, gozando el Carnaval y venir a que se les imponga la cruz en la puerta sin escuchar la misa y sin arrepentirse. La idea no es echarnos ceniza encima y ya, la idea es que el paso del señor nos cambie', dijo en el sermón el sacerdote Luis Uriel Calderón.

De acuerdo con Cervantes, en su corazón habita no solo un amor desaforado por el Carnaval, el folclor y todos los elementos culturales que hacen parte de esta fiesta, sino también por tradición familiar y por fe. Es un aguerrido católico que todos los miércoles de ceniza busca cumplir con el ritual de la imposición de la cruz.

' Desde hoy llegan los días de descanso, de reflexión. Soy católico por tradición y desde hoy comenzamos a guardar, cero carnes rojas, solo pecado y comida de mar. En Semana Santa asistimos a los actos litúrgicos, a procesiones. Mi último mandato es que todos lo carnavaleros ahora entren en reflexión, oren mucho y se acerquen a Dios', ‘decretó’ Cervantes.

LA REINA SIN SU POLLERA.

Vestida de un traje ligero de color rosa, dejando ver por primera vez su larga cabellera sin flores adornándole, y con el rostro libre de maquillaje, Cristina, la soberana carnavalera 2015, llegó ayer a la iglesia Torcoroma a las 5:00 p.m. acompañada como siempre de su madre Maribel, como es habitual, a imponerse la cruz de ceniza, con la que da final oficial a su reinado y a los días de fiesta que ordenó mucho tiempo atrás, para que gozara La Arenosa.

La reina, con una actitud sobria y serena, escuchó con atención cada mandato del padre para los 40 días de cuaresma, rezó el rosario, y adoró a Dios. Cuando llegó el momento de dar y recibir la paz volvió a estar en contacto con su pueblo, abrazando y dándole la mano a todo el que se encontraba cerca.

Cristy logró confundirse entre los demás creyentes pasando frente a los ojos de algunos desprevenidos como una ciudadana del común. De esta manera, la soberana se ordenó en la fila como todos los demás y esperó su turno para que le fuera aplicada la cruz de ceniza, que la retornaría a su vida cotidiana. Con la señal impuesta, la reina retomó su rumbo hacia casa, con nuevos proyectos en mente y con la satisfacción de haber ofrecido un Carnaval sin precedentes. 

'Lamentablemente hoy ya le pongo fin a mi Carnaval. Me queda el recuerdo de que fueron cuatro días espectaculares y, por supuesto, la satisfacción de haber ofrecido un Carnaval inolvidable. Estoy segura de que le cumplí a Barranquilla y a mi pueblo, con quien estoy muy agradecida porque me brindaron mucho cariño y amor, y me ayudaron a cumplir este sueño', indicó Cristina, en su última intervención como reina de una de las fiestas más importante del Caribe.

Arrancó la cuaresma.

Según cifras de la Arquidiócesis de Barranquilla, 152 iglesias católicas recibieron a miles de feligreses para dar inicio a los 40 días de reflexión y limpieza espiritual de la Cuaresma.