Compartir:

Carolina Visbal es una barranquillera, criada en Bogotá desde los 6 años. Aunque regresó a los 25 y cada año visitaba la ciudad, con el tiempo adquirió un acento cachaco al hablar. Por eso a veces, cuando comenta que es la cofundadora y directora de la nueva cumbiamba de Carnaval, ‘A Son de Millo’, muchos la miran con escepticismo o es objeto de bromas.

'‘Una cachaca dirigiendo un grupo folclórico, que vaina buena’, es el tipo de comentario que hacen para mamarme gallo. Pero soy tan costeña como las fiestas', afirma la directora de 29 años, comunicadora social y organizadora de eventos.

A finales de octubre de 2014 decidió crear la cumbiamba con sus amigos, Heidy Rojano y Giovanni Llanos, y el apoyo de la Fundación Emprender.

Su idea fue fruto de cientos de kilómetros bailados desde la niñez, en la cumbiamba La Pollera Colorá, de la cual su tío, Max Visbal, es el fundador. Este siempre la incentivó a bailar en los desfiles, pero sobre todo a amar las fiestas.

A los ocho años Carolina bailó su primera cumbia. Ocurrió en 1993, durante un desfile de La Gran Parada. Desde entonces, cada vez que lo hace, su felicidad se manifiesta en el contoneo de sus caderas y el agite maestro de la pollera. Desde entonces es cumbiambera.

'El que hace parte de una cumbiamba o cualquier danza de Carnaval es porque realmente ama esto. La responsabilidad es grande', advierte Carolina.

La barranquillera afirma que no es fácil encontrar apoyo económico para una comparsa, pero enfatiza que el talento y el respeto por la tradición son las principales cartas de presentación.

‘A Son de Millo’ hoy es conformada por 25 parejas de barrios diversos, como Paraíso, Ciudad Jardín y Villaestadio; y ocho músicos. De momento, sus gastos son solventados desde el bolsillo propio y el aporte que brindan siete patrocinadores, entre marcas de accesorios, ferretería, jugo y agua.

Un vestido de cumbiambera, explica Carolina, hoy ronda los $450 mil y uno de hombre entre $200 y 300 mil. 'La falta de apoyo es lo más difícil para un grupo numeroso. Participar en un Carnaval cuesta barato unos 30 millones, incluyendo música, vestidos, hidratación, maquillaje y transporte', afirma la barranquillera de acento bogotano.

Apoyo de veteranos.

Max Visbal, de 57 años, opina que se deben fomentar más espacios para que los jóvenes se apropien de las tradiciones de Carnaval. 'La Pollera Colorá lleva 23 años bailando y la creé por el apoyo de mi tío, Rafael 'El Capitán' Visbal, creador de la caseta La Saporrita, en el antiguo parqueadero de Sears, luego Sao de la 53', evoca el cumbiambero.Siguió el ejemplo de su tío y no dudó en apoyar la iniciativa de Carolina.

La cumbiamba ‘A Son de Millo’ bailó por primera vez durante La Fiesta de Danzas y Cumbias, en el estadio Romelio Martínez, el primero de febrero. Aquella tarde Carolina y sus compañeros lloraron de emoción al finalizar la presentación. Luego desfilaron en el Carnaval de Santo Tomás, donde recibieron las ovaciones del público. Ahora se preparan para participar del desfile de la calle 17, La Gran Parada y el de la calle 84. Se preparan, advierte Carolina, para promover una hermandad cumbiambera.