El chikunguña, nombre puesto por la tribu makonde que habita el sureste de Tanzania y que significa 'doblarse por el dolor', es una enfermedad que llegó para quedarse por ser nueva para Colombia, donde sus habitantes no tienen los anticuerpos para prevenir el contagio. Y aunque el Gobierno ha recibido críticas por supuestamente no haber previsto la magnitud de la epidemia, las autoridades de salud aseguran que desde antes de conocerse el primer caso, se venía trabajando en campañas de información y alerta.
El último boletín epidemiológico de personas que adquirieron el virus revela que hasta el 27 de diciembre de 2014 hay 83.806 casos confirmados, y de ellos cerca de 62 mil corresponden a la Región Caribe.
Según el Instituto Nacional de Salud INS, las cifras seguirán en aumento como ha ocurrido desde que se expidió el primer boletín el 12 de septiembre (cuando se expedía a diario), que daba cuenta de 115 contagiados en Bolívar, esencialmente en el municipio de Mahates.
Sobre estos datos y los cuidados a tomar, EL HERALDO consultó a la entidad con el objetivo también de hacer una serie de precisiones que deben ser tenidas en cuenta por toda la población, a fin de que se controlen los focos de infección y las personas sean diagnosticadas y tratadas oportunamente. El chikunguña es un virus no mortal que en la mayoría de los casos puede tener un manejo en casa, siempre y cuando la formulación la ordene un médico que haya practicado los exámenes pertinentes.
Óscar Pacheco, subdirector en Vigilancia y Control en Salud Pública del INS, explica que las razones para que se proyecte un seguro crecimiento de personas enfermas se fundamentan, entre otras, en que Colombia es un país tradicionalmente con dengue, porque sus habitantes aún no tienen los anticuerpos y porque en los municipios ubicados por debajo de los 2.200 metros sobre el nivel del mar, área de circulación viral, el mosquito Aedes aegypti encuentra el ambiente propicio para reproducirse.
Cabe recordar que el insecto es el que transmite ambas enfermedades, así como el Aedes albopictus.
El chikunguña es un problema de salud pública porque además de encontrar una población sin defensas, es incapacitante, crea ausentismo laboral y, por lo mismo, genera altos costos por concepto de incapacidades, advierte Pacheco. Sin embargo, explica que el virus es autolimitante, es decir, que su evolución aguda se da en un tiempo no mayor a siete días, momento en que empieza la recuperación del paciente.
Aclara que las mujeres embarazadas y los bebés que nacen de gestantes contagiadas en épocas previas al parto representan la población en la que puede ser más crónica la enfermedad. Los síntomas, describe, son fiebre y dolores musculares que deben tratarse con ingesta de bastante líquido y acetaminofén; recalca que en todos los casos las personas deben consultar al médico porque es este quien debe hacer los análisis para diferenciar si se trata de chikunguña o un dengue (que sí puede ser mortal).
Los primeros casos de chikunguña de la América tropical se registraron en la isla de Saint Martín hacia diciembre de 2013, y por desplazamiento, la enfermedad fue llegando a Colombia, donde es nueva. Afirma Pacheo que a pesar de tal circunstancia, en el país se ha adoptado un sistema de vigilancia que se está fortaleciendo para mejorar la notificación. Considera el funcionario que el Gobierno Nacional, mediante el Ministerio de Salud y el INS, sí ha establecido las estrategias técnicamente adecuadas para la gestión integral de atención al dengue.
Previsiones. A pesar del plan de medios y toda la campaña de prevención en marcha será inevitable que en el transcurso del año se incremente posiblemente hasta por diez el número de contagiados.
Aunque la fuente no se atreve a dar un dato aproximado, sí indica que la cifra no es una proyección, mas si una certeza porque las estadísticas irán in crescendo hasta que el país tenga anticuerpos y se llegue a una meseta en la que se estabilice la situación y comience el decrecimiento.
Para agregar a lo anterior, hay que tener en cuenta que cerca de veinte millones de personas viven en municipios donde el clima favorece la multiplicación de los vectores que transmiten la enfermedad, la cual, como el dengue, no se repite en la persona que lo ha sufrido; aunque la persona que ha padecido chikunguña no está exenta de contagiarse de dengue, y viceversa.
Insistencia en las recomendaciones. Aunque por ahora nada puede detener el aumento de la epidemia, las autoridades de salud recalcan en las medidas que tienen que tomar los colombianos para mitigar los efectos. Dentro de esas acciones están las de limpiar los tanques y depósitos donde se almacena el agua y hacer recolección de inservibles en vista de que -advierte Pacheco- puede reproducirse en una tapa de gaseosa que haya quedado en un lugar con aguas estancadas.
Destaca el experto que la fumigación per se no es una estrategia infalible para evitar la multiplicación del virus, dado que con ese método se ataca a los insectos adultos, pero las larvas quedan en reservorios o charcos donde se facilita el hábitat para que se reproduzcan los mosquitos aedes.
La persona que manifieste los síntomas no debe automedicarse sino acudir al especialista, a quien le compete diferenciar los casos de chikunguña y dengue. En los trabajos de campo efectuados por el INS se han detectado familias enteras contagiadas, pero de las cuales ningún integrante o máximo uno ha reportado su caso ante el prestador de salud, tendencia que hace suponer que exista un subregistro que llevará al aumento vertiginoso de los casos durante los próximos meses.