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Por las calles de Barranquilla y la Costa ruedan 17 hermanos. No nacieron del mismo vientre, pero por sus venas corre el mismo ADN: gasolina; y sus corazones laten tan fuertes como motores de motocicletas de alto cilindraje. Son los miembros de LAMA, Asociación Latinoamericana de Motociclistas, por sus siglas en inglés.

LAMA se creó en 1977 en Chicago, por iniciativa de Mario Nieves, un veterano de la guerra de Vietnam que nació en San Sebastián, Puerto Rico, pero que desde niño fue llevado por sus padres a Estados Unidos.

Tras ser reclutado por el Ejército norteamericano y estar dos años de servicio en esa cruenta guerra, Mario regresó a Chicago y se juntó con otros dos militares retirados con los que tenía algo en común más allá de los camuflados y las armas: pasión por las motocicletas de alto cilindraje.

Entonces empezaron a rodar con sus vehículos. Pero era una época en la que en EE. UU. los grupos de motociclistas no eran bien vistos, pues los asociaban con hechos delictivos e ilegales, como drogas y prostitución, así que lo primero que tuvieron que hacer fue demostrar que ellos no eran delincuentes, sino simplemente aficionados a las dos ruedas. 'Fue muy difícil, pero Mario lo consiguió. Con buen comportamiento y trabajos comunitarios. Así pudieron rodar por todo EE. UU. sin problemas'. El que cuenta esto es Juan Román, el presidente de LAMA Barranquilla. Él también es norteamericano, mayor retirado del Ejército gringo y veterano de Vietnam.

Tiene 61 años y asegura que la finalidad de LAMA es juntar a extraños para que se conviertan en hermanos y fomentar el mototurismo por todo el mundo. 'Si las motos están en buen estado, se maneja con cuidado, son económicas, te permiten ahorrar peajes, ¿por qué no viajar por el país en ellas?', dice Erick Pacheco, vicepresidente y uno de los que más ha rodado del grupo.

'Somos una hermandad, se crean lazos fuertes no solo entre los miembros motorizados, sino también con las familias de todos nosotros', explica Juan, con un español ‘agringado’ mezclado con acento puertorriqueño.

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Es nueva en esta capital

LAMA tiene 140 capítulos en 25 países, con 12.000 personas asociadas. En Colombia existen actualmente 7 capítulos: Bogotá, Medellín, Pasto, Popayán, Bucaramanga, Cúcuta y Barranquilla.

'En todo el país hay 98 socios, 17 de los cuales están acá. La de Barranquilla es una de las más nuevas, tiene apenas dos años, pero en este 2014 es que ha ido teniendo auge, despegó', afirma Pacheco.

El capítulo Barranquilla nació por iniciativa de Juan Román, quien siempre ha sido un ferviente apasionado de las motocicletas de alto cilindraje. Él se casó con la barranquillera Blanca Jiménez, con quien tuvo dos hijos en Venezuela, Rafael y Cyrli. Hace tres años se mudó definitivamente a Barranquilla y tras conocer a Mario Nieves en Cartagena, quien viajó en moto desde EE. UU. hasta Panamá, decidió fundar el LAMA local.

'Con Mario tuve un gesto que nunca había tenido: le presté mi Harley Davidson Limited. Yo no presto mi moto, pero por ser también un veterano de Vietnam merece eso y que yo, adonde vaya y me necesite, esté siempre para ayudarlo. Él recorrió la Costa en mi moto', cuenta Juan, quien en el brazo izquierdo tiene un tatuaje en honor a los '62.000 compatriotas estadounidenses que murieron en esa guerra'.

Uno de los miembros más nuevos del grupo es Gustavo Paternina. 'Toda la vida me han gustado las motos, siempre tuve motos pequeñas, pero cuando entré al mundo del alto cilindraje con una Harley Davidson empecé a buscar clubes, asociaciones, grupos, para compartir viajes, consejos, conocimientos. Conocí a Juan en un semáforo y fue muy atento, y después cuando conocí la filosofía LAMA, me atrapó', dice Paternina.

No solo se reúnen para rodar, también hacen asados, fiestas y obras sociales. En diciembre repartirán regalos.

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¿Cómo hacerse miembro?

Entrar a LAMA no es tan fácil. En primer lugar el interesado debe tener una moto de alto cilindraje (650 cc como mínimo), no importa la marca. Uno de los miembros oficiales debe apadrinarlo. Una vez dentro del grupo debe demostrar responsabilidad, compromiso, buen comportamiento e identificación con los ideales de la asociación. 'Le damos tres meses para conocerlo, saber quién es, de dónde viene, conocer a su familia, qué hace, cómo se porta. Luego de ese tiempo nos reunimos todos y votamos para decidir si merece la P', explica Juan.

Los LAMA, cuando ruedan, usan gafas y casco; visten de bluyín, botas (por seguridad), camiseta negra y un chaleco de cuero del mismo color. En este pegan las insignias que los identifican, pero antes de llegar a portar el emblema de las alas (símbolo oficial de la asociación), en ese período de prueba deben portar la P, distintivo que significa que es un prospecto.

'La P va en la parte trasera, adelante va el logo de LAMA, la bandera del país donde está y su nombre. Por esto solamente debe pagar $70.000. Con el tiempo y con viajes se ganan después los ‘rockets’ (que dicen Latin American Motorcycle Association). Si sigue rodando y respetando el reglamento puede llegar portar las alas, lo que lo convierte en miembro oficial', dice Juan.

El reglamento —que Juan llama la ‘constitución’— viene de Chicago, igual que las insignias que pegan en sus chalecos. Además de las alas, si alguien hace un viaje largo a un evento se gana un distintivo con el nombre del mismo o de la ciudad. La idea es rodar y rodar juntos, hasta que no haya espacio para un emblema más.