Era un pensador en un cuerpo de vikingo. El hermano mayor. La voz crítica que buscaba construir en medio de las diferencias. 10 años después de su asesinato, Alfredo Correa de Andreis se pasea así entre los recuerdos de su familia, amigos y la comunidad que reclama verdades.
Mucho se ha avanzado en el esclarecimiento del crimen con las condenas de Jorge Noguera Cotes, ex director del DAS; de Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’; Édgar Ignacio Fierro Flores, alias ‘Don Antonio’; y Juan Carlos Rodríguez De León, alias ‘El Gato’. Sin embargo, todo parece indicar que el eslabón fuerte de la cadena aún no se descubre.
José Humberto Torres, abogado de la familia Correa, dice que a una década del asesinato, ocurrido el 17 de septiembre de 2004, son varios los pendientes en el caso.
Esperan que el juzgado 10 de descongestión OIT dicte sentencia en los próximos días contra Javier Alfredo Valle Anaya. Quien estando al servicio del DAS seccional Cartagena fue quien urdió toda la trama del proceso penal contra Correa, de acuerdo con el abogado.
'Valle Anaya vive en Estados Unidos y contra él existe circular roja de la Interpol, a pesar de ello el Vicecónsul de Colombia en Nueva York lo recibió en su despacho y certificó que presentó personalmente el poder que dio para que un abogado de su confianza lo defendiera en la audiencia pública celebrada dentro del juicio en su contra', afirma Torres.
Con ocasión a este último hecho, la cancillería colombiana abrió investigación disciplinaria contra el Vicecónsul y compulsó copias para que sea investigado penalmente. Explica el abogado Torres que la Fiscalía también investiga a Giancarlo Auque De Silvestre por su participación en el crimen. Al director del DAS de Cartagena Rómulo Betancour Garrido. Y la participación de quien para la época actuaba como comandante de la estación de Policía del barrio El Prado en Barranquilla.
'La historia de la familia se nos partió en dos': Magda Correa
Es la hermana menor, la consentida de Alfredo. Entre sus cosas de oficina guarda una pequeña imagen enmarcada, como una pastilla diaria contra el olvido. Cuenta, con la precisión de las palabras sagradas, las historias del ‘Flaco’. Desde el niño inquieto que jugaba picaditos de fútbol en la calle 12 de Ciénaga, hasta el hombre despistado que organizó el último paseo familiar. Dice que era el centro de la familia, el orgullo de los padres. El guía, el libro de consulta de todos. Siempre se tomaba muy en serio su papel de hermano mayor. Era el polo a tierra. Con el paso del tiempo cada uno de los miembros de la familia ha hecho su propio duelo. Los celebraciones y los cumpleaños no volvieron a ser los mismos. 'En la casa siempre fue lo que quiso: nada más que un hombre normal. Por eso, solo tomamos consciencia de lo que representaba cuando empezó la persecución. Descubrimos que era una figura pública', dice Magda Correa, la hermana.
'Fue el gran gestor de la sociología en la Costa': Patricia Salgado
Recorrieron como amigos la Costa Atlántica, incluso antes de que alguien dijera que se llamaba Región Caribe. Crearon, junto a otros amigos, los famosos ‘Sábados Sociológicos’ e hicieron del Teatro Amira de la Rosa su gran fortín. Para ella, más que ‘Alfredo’ fue su ‘hermano mayor’. Dice que era un tipo amado y amoroso. Un armazón forrado en capas de sensibilidad. El amigo de toda la universidad. Que fue tan inocente que pensaba que sus perseguidores lo iban a dejar demostrar su inocencia. Por eso nunca le hizo caso a las voces que le advirtieron, que le pidieron que se fuera del país. Y en medio de las diarias discusiones políticas siempre tuvieron, junto a Alba Glenn, la viuda de Alfredo, tiempo para la música salsa y las artes. Es Patricia Salgado, una de sus grandes compañeras de sueños. La misma que no duda en afirmar que fue él el gran gestor de la sociología en la región, el hombre que hizo que los gurús del centro del país empezaran a ver a los costeños con la importancia que se merecían.
'Siempre se preocupó por la autonomía integral de la región': Roberto Ochoa
Primero fue su alumno de sociología política, luego su compañero de conquistas académicas y después el padrino de su hijo. No duda en reconocer que Alfredo era un estudiante brillante. Por algo en 1982 fue elegido como el presidente del Capítulo Costa Atlántica de la Asociación de Sociología. Que siempre estuvo preocupado por el tema gremial y en las políticas regionales de desarrollo. Que fue un luchador de la autonomía de la región, antes de que el tema se convirtiera en proselitismo electoral. Si lo tuviese que resumir en una frase diría que era 'unos oídos dispuestos, un dialógico natural, un crítico constructivo, un hombre propositivo', es Roberto Ochoa, amigo y compadre del académico.