'Fue una visita muy sufrida, pero después estuvo llena de satisfacciones', dice desde la tranquilidad de su despacho monseñor Víctor Tamayo mientras recordaba aquellos ruidosos meses en los que junto con un comité ciudadano lograron que el papa Juan Pablo II visitara la ciudad. 'Todo estaba en contra para que el papa viniera a Barranquilla', dijo el obispo auxiliar de Barranquilla.
Una visita providencial. Hace 28 años Colombia se preparaba para la inminente visita del sumo pontífice prevista para el mes julio de 1986, pero llegar a Barranquilla no estaba en los planes del Vaticano. 'tuvimos que dar una batalla muy grande para que el papa viniera a la ciudad', aseguró Tamayo.
El grupo central de la organización en Bogotá había acordado que el viaje del papa finalizara en Cartagena, pero monseñor Tamayo contó que el presidente del cuatrienio, Belisario Betancur, abogó para que el papa viniera a Barranquilla porque consideraba que 'Cartagena era la ciudad histórica, pero Barranquilla era la ciudad del futuro', declaró el sacerdote. (Ver la carta que leyó Juan Pablo II en Barranquilla)
En una reunión ocurrida en el Palacio de Nariño, las autoridades de la época conformadas por el gobernador Fuad Char, el alcalde Ramiro Besada, monseñor Tamayo y Belisario Betancur definieron que Barranquilla sería candidata para recibir al papa.
'Fue una gran delegación que estuvo detrás del proceso durante muchos meses y logramos con el apoyo de Belisario Betancur que Juan Pablo II viniera a Barranquilla', expresó el senador Fuad Char, en diálogo con este medio.
Directamente desde Roma vino una comisión para inspeccionar la ciudad y en compañía de monseñor Tamayo y de monseñor Germán Villa Gaviria lograron el sí definitivo al proyecto.
Otra de las figuras claves que estuvo detrás de la visita del papa fue María Elvira de Vergara, quien trabajó como coordinadora general de la visita. 'Se conformaron varios comités que lograron en cinco meses construir la Plaza de la Paz, renovar la catedral y adecuar las vías por donde transitaría el papa', manifestó María Elvira.
El renacer de una ciudad. A finales de febrero comenzó la cuenta regresiva y las discusiones sobre en qué lugar debía el papa dirigirse, a los fieles ya que en ese momento no existía la Plaza de la Paz y de acuerdo con el concejo de Barranquilla y sus autoridades se dio el paso para su construcción.
'Logramos la adecuación de la Plaza de la Paz en un tiempo récord', señaló Fuad Char agregando que 'compramos los predios del frente y detrás de la Catedral con recursos propios y del Estado.
Estuvimos junto con Adela consiguiendo los recursos para que la catedral tuviera un lugar donde recibir a los feligreses para ver al Sumo Pontífice y ese día en la Plaza logramos reunir a más de 50 mil espectadores'.
Monseñor Tamayo contó que hacer la Plaza de la Paz en aquella época costaba 149 millones de pesos que fueron financiados en parte por el Estado.
La catedral también fue renovada con una segunda planta, escaleras, pisos de mármol, confesionarios, nuevos vitrales y sacristía.
El proceso finalizó con la llegada del 'Cristo libertador que fue esculpido por el artista Rodrigo Arenas Betancourt y se mandó a traer desde Medellín', anotó María Elvira.
El papamóvil rodó en Barranquilla. Un robusto y jovial Juan Pablo II con 66 años de edad llegó a Barranquilla en un soleado lunes 7 de julio de 1986. 'Hasta la víspera de su visita estuvimos adoquinando la parte de atrás de la Catedral', evocó Tamayo.
En un avión directo de Cartagena llegó su santidad al aeropuerto Ernesto Cortissoz, donde abordó su famoso papamóvil y tomó raudo y con sus rosadas mejillas la calle 30 repartiendo bendiciones al pueblo apostado a las orillas de la calle. Después subió por la carrera 8, llamada desde entonces la avenida Juan Pablo II, porque fue repavimentada especialmente para la ocasión.
El papá tomó la calle Murillo y de allí subió hasta la carrera 43 para entrar por detrás de la catedral. 'La bendición del santo padre fue para todos pareja en ese día. Me tocó traer como cinco viajes de hielo porque no daba abasto con la demanda', sostuvo Eliseo Suárez, vendedor de raspao que todavía recuerda como si fuera ayer el histórico acontecimiento.
'En aquella época se les pidió a todos los habitantes que se vistieran de blanco para pedir por la paz del país. Había gente en todas partes hasta en los techos de las casas', recordó la coordinadora del evento.
Durante su visita, Juan Pablo II leyó unas palabras para Barranquilla en las que dijo 'en esta última etapa de mi peregrinación por los caminos de Colombia, como mensajero de la paz de Cristo, tengo el gozo de encontrarme en esta plaza de la Paz, cuyo nombre aúna, hoy más que nunca, los anhelos de todos los colombianos'.
Acto seguido bendijo y coronó a la Virgen María Auxiliadora con un cetro y una corona de plata que donaron las exalumnas del colegio María Auxiliadora y la exreina del Carnaval Katya González. La estola con la que Juan Pablo ofició el acto todavía se conserva como una reliquia en la catedral. 'El papa llegó hasta el balcón de la Catedral tocó mis manos y me bendijo. Su presencia era tan maravillosa que yo no hacía sino llorar y llorar de la emoción', contó María Elvira.
El papá desayunó en Barranquilla con una frugal merienda compuesta por frutas, jugo y galletas. Entre los regalos que se llevó había flores esculpidas en coral y varios sombreros vueltiaos. 'Juan Pablo II fue un personaje de trascendencia mundial y de su visita a Barranquilla recuerdo su humildad y sencillez en todos los actos que hizo en la ciudad', destacó el senador Fuad Char.
Según los testigos de esa histórica fecha el hoy papa santo tuvo tiempo para sonreír, saludar a todos los que se acercaron y bendecir a los enfermos. 'Para mí el papa nos dejó varias lecciones en su visita a la ciudad: vivir en la alegría de Dios, porque hay que ser felices. Ser tolerantes y buscar siempre la paz', concluyó María Elvira. Fuentes eclesiásticas han afirmado que sería posible una visita del Papa Francisco al país a lo que monseñor Tamayo respondió que 'estoy seguro de que Barranquilla lo recibirá con más fuerza'.