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Sigifredo vive desde hace dos décadas al frente de la Ciénaga de Sabanagrande. Durante estos años él y sus pocas pertenencias se han visto expuestas a inundaciones por desbordamientos de dicho cuerpo acuático en época de invierno.

Asegura que el agua es un problema para él y sus vecinos, ya sea porque falte o porque sobre. 'Cada vez que llueve todo se inunda y toca sacar el líquido con un balde, mientras que en verano nos afecta porque falta', comenta.

Él explica que desde hace tres años fue cimentada una estructura que cumple la función de dique, la cual separa las tierras del humedal, de las del asentamiento poblacional del sector.

En consecuencia, aquella ‘muralla’ no permite que las precipitaciones se represen en el lado del caserío, por lo que continúa presentándose la retención de líquidos en aquel punto y las afectaciones siguen para la comunidad.

Para el ingeniero Gustavo Hernández, asesor de la Universidad del Magdalena para el proyecto del Minambiente ‘Ordenando nuestra cuenca’, este tipo de circunstancias evidencian el problema de uso del suelo que hay alrededor de los humedales en el Atlántico, por lo que señala que aquello se ha convertido en una problemática que dificulta el ordenamiento territorial en estas zonas.

Por su parte, Sigifredo afirma que a él y a sus vecinos de los barrios Gaitán y San Francisco muchas veces les han pedido que desalojen porque no pueden vivir allí, 'pero aquí seguimos. Uno se acostumbra a eso y si me voy de aquí no tengo para dónde coger'.

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Ciénaga de Sabanagrande, ubicada en cercanías a los barrios Gaitán y San Francisco.

Ante esta situación, que es repetitiva a lo largo de la zona ribereña del Atlántico y de otros departamentos del país, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la Asociación de Corporaciones Autónomas Regionales (Asocars), la Universidad del Magdalena y la embajada de Holanda unieron esfuerzos desde el 2010, tras las inundaciones ocurridas en el sur del Atlántico, para realizar un estudio que lleve a determinar el Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca hidrográfica atlanticense (Pomca) que debe ser incluido en los planes de ordenamiento territorial de 13 municipios del Departamento.

Este proyecto cuenta con un presupuesto de $1.600 millones que han sido empleados desde que se iniciaron los estudios hace tres años y cuyos resultados serán entregados en el próximo mes de junio, ya que se encuentran en las últimas instancias del proceso de diagnóstico.

El proyecto involucra otras cuatro cuencas que son las del Río Cauca en su Valle Alto, la del Río Chinchiná, Gualí y Pamplonita. En total fueron destinados 16 mil millones de pesos que fueron aportados en un 56% por el Gobierno holandés y el restante por Asocars.

En el Atlántico este estudio comprende el análisis de más de 124 mil hectáreas e involucra a una población de 2 millones 312 habitantes entre el grupo de beneficiarios.

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Sigifredo De la Cruz, vecino del humedal desde hace 20 años.

El embajador destacó que la información documentada en el marco del proyecto, ha recopilado aprendizajes para el mejoramiento de la gestión del agua en Colombia.

Hernández, de la Universidad del Magdalena, comentó que a lo largo de este tiempo han realizado levantamientos topográficos y batimétricos que han permitido conocer, con mayor detalle, las características de profundidad y sedimentación de los humedales de Sabanagrande, Santo Tomás y Palmar de Varela, en primera instancia.

Ante esto, el embajador destacó que aquello 'permitirá desarrollar medidas de administración del recurso hídrico'.

Entretanto, Sigifredo, quien entiende poco de estudios batimétrico o topográficos, solo espera que si lo van a desplazar de allí le faciliten un sitio para reubicarse.