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Desde el pasado sábado, Gloria de Urueta inició el lento empaque de todos sus enseres en viejas cajas de cartón, donde poco a poco ha ido guardando también la ilusión desteñida de sus sueños y, a la vez, un ramillete de sus más preciados recuerdos.

Gloria comparte la triste y dispendiosa necesidad, junto a 24 familias más, residentes de los bloques 3 y 4 del conjunto residencial la Colina Campestre - segunda etapa, de abandonar su hogar debido a una orden perentoria de la Oficina de Prevención y Atención de Desastres del Distrito.

De las 25 familias afectadas por un posible colapso de las estructuras de las torres donde hasta la semana pasada habitaban sin mayores sobresaltos, hasta la fecha solo nueve han logrado dejar sus apartamentos.

'No es fácil. Esto ha sido muy duro para todos nosotros. Por el momento, estoy con mi esposo en la casa de mi hija, que queda cerca de acá, pero conseguir de la noche a la mañana un sitio adonde irse es muy complicado', apuntó esta pensionada de 64 años que, tal como ella misma lo afirma, hoy atraviesa su viacrucis personal.

'Mi marido tiene alzheimer desde hace 5 años. Moverlo a él con su cama hospitalaria y reacomodarnos ha sido muy complejo', dijo.

Asegura que a todos los vecinos con los que comparte su drama les ha resultado muy complicado iniciar los trámites que implica una mudanza, sobre todo si esta no había sido planificada. 'Es que a uno le toca buscar fiadores que tengan finca raíz, hacer un papeleo, buscar las escrituras, armar la logística para el trasteo, y todo eso lleva tiempo. Por eso mismo es que no han salido todavía todas las familias de aquí', afirmó.

Ella afirma sentirse afortunada porque, a más tardar, este mismo sábado espera estar en su nueva residencia, gracias a la ayuda de sus hijos quienes le colaboraron para organizar el papeleo y los trámites.

Esta grieta se encuentra en la escalera ubicada a la salida del apartamento de Gloria.

Movilización de damnificados. Hoy a las 6 de la tarde, en las instalaciones de la parroquia Inmaculado Corazón de María, ubicada en la carrera 42 #84-31, barrio Campo Alegre, se llevará a cabo una reunión con todas las víctimas de la Ladera Noroccidental de Barranquilla.

Esta convocatoria está liderada por el abogado Roberto Tapia Ahumada, quien funge como coordinador de la acción de grupo 0349-2005, que es llevada por el juzgado Once Administrativo del Circuito de Barranquilla.

'Invito públicamente a los medios de comunicación y a la comunidad en general a que se solidaricen con las víctimas de Campo Alegre acompañándonos a esta reunión', pidió Tapia, apropósito del drama que vienen viviendo todas las familias afectadas por el derrumbe de sus viviendas y los deslizamientos en la ladera occidental, y los diferentes edificios que han tenido que ser evacuados por fallas estructurales y por problemas de orden geológico en sus terrenos.

La audiencia de la defensoría del pueblo. Mañana se llevará a cabo una audiencia defensorial para ventilar toda esta problemática y sus posibles soluciones.

La audiencia contará con la presencia del director Nacional de quejas de la Defensoría del Pueblo, Javier Tamayo Perdomo; de la Delegada para los Derechos del Medio ambiente de la misma entidad, Mayibe Ardila; representantes nacionales del Instituto de Estudios Atmosféricos y Ambientales, (Ideam), las autoridades distritales y los afectados, quienes expresarán sus padecimientos y expectativas.

Se llevará a cabo en la Corporación Universitaria de la Costa, de 8:00 a 10:00 a.m.

La ruta de acción. Según Benjamín Collante, asesor de la Dirección General de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo, se está preparando una visita a Barranquilla por parte de esta entidad.

'La idea es que fuera mañana (jueves), pero no tengo claro si la alcaldesa va a estar en la ciudad y todavía estamos definiendo eso', dijo el funcionario.

Según Collante, la idea es reunirse con la alcaldesa Noguera y los miembros del consejo de Gestión de Riesgo Distrital para continuar definiendo la ruta de acción a ejecutar a raíz de la problemática de Campo Alegre, la ladera occidental y demás zonas que han resultado afectadas.

'Determinaremos cuál es la condición de la ladera y si definitivamente la zona no es viable para desarrollar proyectos urbanísticos. Queremos revisar los fallos de acción popular que se han emprendido contra el Distrito y las empresas constructoras, y empezar a tomar decisiones', aseguró el funcionario.

Por su parte, Josefa Cassiani, secretaria de Gobierno Distrital, explicó que a las 25 familias de los bloques 3 y 4 del conjunto residencial La Colina Campestre - segunda etapa, en este momento se les está revisando una documentación simple para verificar quiénes son los propietarios y quiénes son los arrendatarios para iniciar las entregas de los subsidios de arriendo que va a conceder el Distrito a estas familias afectadas. Según la funcionaria, se entregarán subsidios por el orden de 750.000 pesos mensuales por familia.

'El Distrito ha estado siempre presto a enfrentar esta situación. Hemos atendido a más de 3.500 familias. Vamos a atender a las entidades de orden nacional, la Defensoría del Pueblo, a la Unidad Nacional de la Gestión del Riesgo', dijo.

La secretaria recalcó que lo más importante es evitar que las familias tengan que vivir bajo amenaza de riesgo inminente.

'Nosotros hemos venido actuando rápidamente. Este domingo, les prestamos apoyo con la colaboración de unidades del Cuerpo de Bomberos, que ayudaron a las familias que estaban en los apartamentos de la parte alta de las torres a evacuar sus electrodomésticos. Hemos estado acompañándolos permanentemente'.

Para Gloria, que es una mujer devota, que ha realizado mucha labor social visitando enfermos como ministra de la eucaristía, esta labor le ha dado la tranquilidad y la fortaleza para pensar en que al final de cuentas toda va a salir muy bien.

Apuntó que a lo mejor para su esposo, quien hoy está confinado en una cama y peleando contra el olvido, ha sido mucho más sencillo este viacrucis, porque el hombre no es consciente de lo que sucede a su alrededor. Confiesa que le resulta muy triste tener que abandonar ese pequeño nido construido con esfuerzo y para asegurar la tranquilidad de sus días otoñales.