Las almas de Mauricia Apshana, de Luz Delys Pérez Zúñiga y de Dubilma Morales Machado no irán a Jepirra, el sitio sagrado de la Alta Guajira, a donde van a descansar los muertos de la etnia wayuu.
Las tres mujeres wayuu fueron cremadas, ya que había sospecha de que estaban contagiadas con COVID-19, pero las tres pruebas resultaron negativas.
'Están cercenando nuestra cultura, es un exterminio de nuestras costumbres espirituales', aseguró en medio de su dolor y de una protesta simbólica, Luz Dary Pérez, la hermana de Luz Delys quien tenía 30 años de edad y deja dos pequeños hijos.
Junto a otras mujeres wayuu de su comunidad, vestidas de rojo y frente a la funeraria Los Olivos, esperaron por espacio de dos horas las cenizas, para luego realizar una manifestación en contra de lo que llamaron 'una injusticia'.
'Lo que se ha cometido es una barbaridad, mi hermana era una paciente oncológica, tenía un tumor en el pecho que le impedía respirar bien, pero ya estaba identificada la patología y sin embargo, la trataron fue como sospechosa del coronavirus y la aislaron', explicó.
Las mujeres explicaron que el rojo de sus vestimentas, es porque consideran que esto fue un crimen y no una muerte natural. El rojo lo usan las mujeres wayuu cuando la muerte de un miembro de la etnia es violenta.
Luz Dary dice que su hermana estuvo enferma durante los últimos dos meses y el pasado 10 de mayo, ingresó a la clínica General del Norte en horas de la mañana. 'En la tarde la pasaron a cuidados intensivos y no la volví a ver, hasta ahora que nos entregan sus cenizas', afirmó la hermana.