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Dos días tuvieron que esperar los familiares de Paulina González, la mujer de 31 años que falleció en una clínica de la ciudad de Riohacha bajo sospecha de COVID-19, para que les fuera entregado el cadáver.

Luego de las denuncias hechas por la organización de Derechos Humanos Nación Wayuu, las autoridades de salud se pusieron de acuerdo, y bajo todos los protocolos de bioseguridad determinaron trasladar el cuerpo para el cementerio ancestral de la comunidad indígena Merratchon, jurisdicción de Manaure, donde fue sepultado.

Cabe indicar que el cadáver estaba debidamente protegido, el transporte estuvo a cargo de una empresa funeraria, y sólo las personas autorizadas y con todos los elementos necesarios se encargaron de su disposición final.

Asimismo, los indígenas fueron orientados por Nación Wayuu y una EPS sobre el protocolo y la importancia de mantener distancia con el cuerpo, hasta tanto se conozcan los resultados de la prueba de coronavirus que le fue practicada a Paulina González antes de su deceso.

La organización wayuu pide a las autoridades que se establezca y socialice con las comunidades indígenas el plan especial que será aplicado con los pacientes y personas fallecidas por COVID-19, de modo que no se vulneren sus usos y costumbres.

También llamó la atención, ya que los familiares y personas que tuvieron contacto con la mujer no han recibido la asistencia necesaria, teniendo en cuenta que existe una sospecha de COVID-19 en la persona fallecida.