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Hace exactamente diez años el señor Luis Adelso Mendoza Loperena cavó en la tierra durante veinte días seguidos buscando el cadáver de su padre, sin lograrlo.

Luis Antonio Mendoza Montaño fue el hombre que le dio la vida y estaba desaparecido desde hacía cinco años atrás, en el 2002, durante la masacre cometida por paramilitares en la vereda El Limón, que está en área rural de Riohacha y en la que murieron 16 personas, en su mayoría pertenecientes a la etnia wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta.

El relato de Luis Adelso lo hace entre lágrimas y recuerdos dolorosos que nunca han desaparecido de su mente.

'Mi papá tenía 88 años y desde que eso pasó no sabemos dónde está su cuerpo', afirma este hombre de 56 años, quien también perdió en ese hecho, que calificó como barbarie, a su madre Rosa María Loperena, de 84 años.

Fue un sábado 31 de agosto cuando todo pasó. El sobreviviente, un campesino de la zona, recuerda todo como si hubiera pasado hace solo unos días.

'Yo estaba en la casa cuando llegaron esos hombres disparando y matando primero a los perros y fue cuando le dije a mi mamá que estaba ahí conmigo, que nos fuéramos, pero no quiso, porque creyó que no la iban a matar', explica.

Rosa María creía que por su condición de mujer de la tercera edad no la atacarían, pero no fue así, porque cuando su hijo iba a unos cien metros de la casa escuchó una explosión.

'Miré hacia atrás, vi el humo que salía de la casa y supe que la habían matado', aseguró Luis. Los miembros de las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia habían tirado a la vivienda un artefacto explosivo.

Lo que vino después para el hombre fue una huida desesperada por el monte para evitar que también lo mataran. 'Venían detrás de mí con un perro, me tenían acorralado y me rafagueaban, pero yo como un armadillo me escondí en un 'mogote y los burlé', relata Luis, quien en ese momento pensaba que se trataba del Ejército porque tenían uniformes camuflados.

Se fue para donde unos amigos que tenían una finca cerca de allí y luego donde su hija en el sector del corregimiento de Caracolí, hasta donde caminó por unas cinco horas. A los tres días volvió al lugar para encontrarse con una escena macabra. 'Mi mamá estaba sin cabeza, habían matado a mi hermano Jaime Elías y mi papá no aparecía', indicó.

Se fue para Riohacha a buscar a las autoridades y donde unos familiares a quienes les dijo 'nos acabaron'.

A los cinco años volvió para quedarse en El Limón y desde entonces está buscando el cuerpo de su papá, algunas veces en compañía de la Fiscalía, otras veces por su propia iniciativa o cuando le llega algún rumor sobre una posible fosa donde estarías sus restos.