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Tres cosas muy especiales trajeron de su cautiverio Nailibeth Martínez y Arnovis Barros Berty, la pareja de novios secuestrada en La Guajira y liberada seis meses después.

Una de ellas es una pequeña tortuga a la que adoptaron los últimos tres meses que estuvieron privados de su libertad. La joven, de 23 años, cuenta que los secuestradores la iban a cocinar para comérsela y ella les pidió que se la regalaran, a lo cual accedieron.

'Desde ese momento la empezamos a cuidar y cuando nos liberaron no dudamos en traerla porque fue nuestra compañera', aseguró mientras la sostenía en su mano, al momento de ser presentados a los medios de comunicación luego de su liberación.

Ella junto a su novio fueron secuestrados el 9 de julio del 2017 cuando regresaban a Riohacha, después de haber pasado un fin de semana en el corregimiento de Palomino, un hermoso sitio turístico que se ha convertido en uno de los más visitados en La Guajira y donde la mamá de Arnovis tiene un hostal.

El día del secuestro

El relato que hace el hombre de 30 años es escalofriante y desesperado.

Dice que cuando iban en la vía en su vehículo, un Renault Duster color gris, otro carro se les atravesó y tuvo que frenar en seco antes de perder el control.

'No sabíamos qué pasaba, nos asustamos mucho y mi novia de desmayó. A mí me amenazó un hombre con un arma que me puso en el pecho, no le vi la cara porque tenía pasamontañas y me obligó a bajarme del carro para subirme en otro', explicó.

El terror se apoderó de él, pero a pesar de eso pudo contabilizar que fueron unas cinco o seis horas que recorrieron, antes de que fueran bajados del vehículo y tuvieran que caminar otras tres o cuatro horas.

'El camino era en subida, no podíamos ver nada y solo me decían que eso era económico, que era por dinero y que les diera los teléfonos de mis familiares para llamarlos', afirma Arnovis quien comenzó a sentir un fuerte dolor en su espalda debido a la larga caminata.

En la primera parada que hicieron, los tiraron en el piso donde tocaron un plástico en el cual durmieron las primeras noches. No tenían idea de dónde estaban, solo sabían que era muy lejos por el tiempo que habían estado caminando.

En ese momento comenzaron los seis meses que han calificado como los peores de su vida, pero también como una gran prueba de amor que Dios les puso, la cual dicen que han superado.

Nunca tuvieron contacto con sus familias, pero varios días después de haber sido secuestrados los obligaron a grabar el primer video de supervivencia para mandarlo a sus allegados con el fin de pedir un millón y medio de dólares por su libertad.

'Me decían que dijera la fecha, pidiera la plata y enviara algún mensaje a mi familia. Así era que sabíamos cuánto tiempo había pasado', afirmó el recién liberado quien es contador y también compositor.

Dijo que a pesar que nunca los maltrataron y siempre les dieron tres comidas diarias, si hubo una gran presión psicológica, porque les decían que sus familias los iban a dejar morir y que no querían pagar el rescate.

'Me decían: 'tú familia no te quiere, no van a dar la plata, nos va a tocar matarte, tu mamá mandó a decir que te picaran'. Cuando pasan los días y uno ve que no pasa nada, piensa que todo eso es verdad', dijo Arnovis.