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En las sabanas de Córdoba y más en las entrañas de su ruralidad todos se conocen. Son familia, son amigos, son allegados, son compañeros de colegio. Allí siempre hay un saludo y el diálogo es permanente. Según los lugareños, esto no es algo que se escoge, es algo con lo que se nace, y nacer en estos lugares, entre campesinos y la naturaleza, es un privilegio, pues la gran mayoría de sus pobladores son gente de principios, de nobleza innata, honesta y bondadosa, afirman.