En caso de que lo asesinaran, Neftalí Romero Gutiérrez había dejado unas peticiones a sus seres queridos a través de una carta que le confió a una vieja amiga: una misa en la Iglesia del Sagrado Corazón del Barrio Abajo, que forraran un su ataúd con una bandera verde como símbolo de esperanza y que le llevaran flores amarillas a la velación. Y así se hizo, pues el 12 de mayo de 2001, solo días después de haberle entregado la carta a su conocida, Romero Gutiérrez terminó acribillado junto a su escolta del DAS, Alberto Miguel Santamaría Peña, en cercanías de un taller de mecánica automotriz del barrio Alfonso López, en el sur de Barranquilla. El asesinato de este abogado de ideas de izquierda, exmiembro del M-19 y de la Corriente de Renovación Socialista, CRS, firmante del acuerdo de paz con el gobierno del presidente César Gaviria en abril de 1994, hizo parte del oscuro capítulo de las Autodefensas Unidas de Colombia en el departamento del Atlántico, cuando a comienzos del nuevo milenio pretendían el control de absolutamente todo como plan de expansión, acababan con el que fuera un obstáculo y lejos estaba aún la desmovilización.