En una vereda de difícil acceso, donde los únicos rastros de vida se muestran alrededor de las pocas personas que acompañan al ganado día y noche, ronda el rumor de que en el pozo artesanal de la finca de nombre ‘Mati’, de aproximadamente 70 hectáreas, aún sigue la cabeza de aquel hombre decapitado y cuyo cuerpo fue hallado el pasado cinco de mayo.
Un equipo periodístico de EL HERALDO se trasladó hasta el sector donde ocurrió el caso, perteneciente al municipio de Juan de Acosta, Atlántico, e intentó recrear la ruta por la que, según autoridades y moradores, los perpetradores del crimen ingresaron a dicha zona rural.
La travesía inició luego de pasar por los corregimientos de San José de Saco y Media Luna. Esta zona está a un lado de la vía principal: es una trocha con árboles de ambos lados y llena de barro, cuyo acceso es casi imposible para vehículos sin tracción en las cuatro llantas, y en la que aparentemente la única forma de ingresar es en un animal de carga, una motocicleta, o como hicieron los periodistas de esta casa editorial, a pie.
El camino es recto y rara vez se encuentran unas pequeñas curvas. Tras 20 minutos de arena, fango y el ganado pastando por toda la ruta, los sujetos que trasladaban a la víctima se habrían estrellado con una finca, en la que todo el que llega presume que es el final del 'túnel'.