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Atrás quedó el cabello rizado y los gorditos de más. Su figura no volvió a pasar desapercibida por las calles. Con los delicados cortes del bisturí en su cuerpo, también llegaron cambios mentales y un poder criminal. Este último vino con extorsiones y homicidios selectivos, que, según investigadores, en algunas ocasiones terminaron con desmembramientos.