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El cadáver de Juan Carlos Guzmán Acosta se prendió en llamas y tuvieron que apagarlo con un extintor. Segundos antes, al hombre le habían dado tres balazos.

Fue una situación insólita, según vecinos del sector, pues a las 11:30 de la mañana de este domingo Guzmán Acosta ingresaba a una casa de la carrera 9 sur con calle 50, barrio Siete de Abril. Llevaba en una de sus manos una botella llena de gasolina.

Antes de que pusiera un pie adentro de la vivienda, un sicario que apareció en la escena lo alcanzó y le disparó tres veces. Las balas impactaron el cuerpo de la víctima en el brazo izquierdo, en el cuello y en el lado derecho de la clavícula.

Cuando Guzmán Acosta cayó abatido, la botella que llevaba se partió y el combustible se prendió, quemando varias partes del cadáver. Y aunque no se saben los motivos que causaron la ignición, el hecho de que el cuerpo ardiera aumentó la sorpresa de los testigos.

En un afán por ayudar a la víctima, algunas personas usaron extintores para apagar las llamas, pero se dieron cuenta de que era imposible salvar al hombre, quien en vida hacía oficios varios, era soltero y, al parecer, residía en la casa donde ocurrió todo.