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La marcha fúnebre para despedir al niño de 10 años que fue asesinado por sicarios en el barrio La Sierrita, sur de Barranquilla, se abrió paso por las calles del sector. Escenas de dolor y peticiones de justicia acompañaron al féretro hasta el cementerio Calancala.

Los asistentes al sepelio vestían suéteres blancos y llevaban globos del mismo color exigiendo que el crimen de Jamir Espinoza Cobilla, ocurrido el pasado viernes en horas de la tarde, no quede impune. Una corte de motocicletas que iban pitando abría paso a la multitud que llevaba en hombros el pequeño cofre blanco. Lo mismo hacía una patrulla de la Policía Metropolitana de Barranquilla que acompañaba la marcha junto con uniformados que custodiaban el recorrido.

El tráfico vehicular por los sectores donde pasó el multitudinario sepelio se vio afectado durante varias horas.

Una tía del menor que estaba en la vivienda en el momento del atentado criminal era una de las que más lloraba en el sepelio, pues aseguraba que su sobrino era el más 'consentido'.

'Jamir, te me fuiste. Díganme que esto es un sueño del que no me he despertado', gritaba la mujer una y otra vez, mientras avanzaba el cortejo fúnebre sobre la carretera de la Cordialidad.

Los estudiantes del colegio Atanasio Girardot, donde estudiaba el pequeño, también lo acompañaron en el camino a su última morada. Canciones como ‘Yo Te Extrañaré’, de Tercer Cielo, fueron algunas de las melodías que se escucharon a lo largo del recorrido que terminó casi a las cinco de la tarde en el camposanto.

Fueron unas 500 las personas que estuvieron presentes en el recorrido, pero solo 10 pudieron ingresar hasta el interior del cementerio por temas de bioseguridad para evitar contagios de la Covid19.