De 900 a 1.200 fragmentos de metal es la cantidad máxima de metrallas que puede dispersar una granada IM-26 tras su detonación, lo que la convierte en una de las armas antipersona más peligrosas dentro de los elementos explosivos existentes en el arsenal militar.
Lo anterior es una razón, más que suficiente, para que las autoridades pongan la lupa y enciendan las alarmas con respecto a la facilidad con la que este tipo de material explosivo está circulando con facilidad por las calles del país en manos de grupos delincuenciales.
Durante septiembre, solo en la Costa Caribe, la Policía capturó a cinco personas a las que se les encontró una granada de fragmentación IM-26.
La detención más reciente se presentó en la noche del 11 de octubre pasado, cuando la Policía detuvo a Haroldo Arias Romero, en la calle 53B con carrera 9, barrio Santuario, quien portaba un revólver y cuatro cartuchos para la misma, además tenía una granada IM-26, similar a la que estalló en el barrio Lucero la noche del domingo.