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Algunos 'ciclistas' señalan que el efecto de la pandemia en el transporte público los ha llevado a utilizar este recurso como un medio de transporte 'más seguro' en cuanto a los temas de bioseguridad.

Pero esta situación, en paralelo, ha hecho que el robo de este tipo de vehículos vaya en aumento. A través de varios reportes documentados por medio de la línea Wasapea a EL HERALDO, este medio ha conocido casos en los que los ciclistas han sido despojados de sus bicicletas, siendo el suroriente y suroccidente de la ciudad las zonas más afectadas.

Una fuente judicial consultada por este medio precisó que si bien se oye del aumento de robos de las bicicletas las autoridades 'no pueden hacer nada' si las víctimas no interponen las debidas denuncias.

'Para la Fiscalía y la Policía es importante que los afectados denuncien, así podremos analizar muchas cosas, como la zona o barrio donde más ocurre, esto nos llevaría a poner la lupa en esos sectores, además sabiendo el tipo de bicicleta que fue hurtada se puede buscar con más facilidad', detalló la fuente.

El investigador señaló que, por ejemplo en Bogotá, han identificado varias modalidades para el robo de bicicletas, siendo 'los cazadores' y los 'biciamigos' los más utilizados.

'En el primer caso, los delincuentes analizan –durante semanas– la ruta de los ciclistas que utilizan este tipo de vehículos y planifican cómo será el atraco de acuerdo con el tipo de usuario, velocidad que lleva, y hasta la bicicleta que usa. Esa modalidad ya la hemos oído en Barranquilla', explicó la fuente.

En cuanto a la otra modalidad, explica el investigador, el ladrón sale en una bicicleta e intenta hacer las rutas con los demás ciclistas hasta que logra la confianza del grupo.

'Esta persona acecha a los usuarios de bicicletas de gama alta, y espera la oportunidad de que el vehículo quede mal parqueado y se lo lleve. Esta modalidad puede demorar meses y la bicicleta hurtada puede llegar a costar hasta $18 millones', manifestó la fuente.

El mercado negro

El investigador señala que la mayoría de las bicicletas robadas terminan siendo vendidas en el 'mercado negro' que hoy día 'es más difícil de identificar' debido a que este opera por redes sociales.

'Los ladrones desarman las bicicletas y las arman de nuevo con todas las piezas mezcladas. Una vez que está armada la ofrecen por redes sociales como si fuera de un usuario normal que quiere vender su ‘bici’ por cualquier razón. Una persona que no conozca mucho del mundo del ciclismo no sabrá ni se percató de que esa bicicleta fue rearmada. La pueden llegar a vender hasta en un millón de pesos, un precio que a los ojos del comprador es aceptable debido a que el vehículo se conserva en buenas condiciones', dijo la fuente.

La Policía recomienda evitar dejar las bicicletas en zonas desoladas y sin ningún tipo de vigilancia, adquirir cadenas y candados que permitan asegurarlas a elementos fijos imposibles de trasladar; denunciar de manera oportuna cualquier tipo de acción delincuencial, así como también adquirir bicicletas y repuestos en establecimientos reconocidos.