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Para Claudia Carrillo es muy difícil mantener a su hijo encerrado. Dice que el no poder escuchar ni hablar y el tener 'una edad mental menor' irritan a Moisés. Por eso, a pesar de que la tarde anterior había tenido que ser rescatado de la torre de energía eléctrica a la que había trepado, le permitió al joven de 23 años salir de la casa en la mañana de este sábado.

Contó que se había despertado ayer un poco inquieta y angustiada por lo que le habían contado los policías que lo llevaron a la casa en la noche del viernes; pero el ver a Moisés tranquilo la hizo calmarse. Sin embargo, en su mente y corazón sigue latiendo la idea de luchar por mantener a su primogénito vivo.

'Él me dice que está cansado de la situación, que pasamos trabajo, que no quiere seguir durmiendo así, que no tenemos dónde vivir. Yo le digo que al menos tenemos vida y estamos juntos luchando', aseguró Claudia. Y tiene toda la razón.

Tenía 18 años cuando resultó embarazada de Moisés y desde entonces había enfrentado, junto a su esposo, las dificultades fonoaudiológicas de su hijo. En esa época, cuenta, estaban bien. Vivían en una ranchería en Montelíbano, Córdoba, y las cosas parecían mantenerse estables. Nacieron tres hijos más. Pero las cosas estaban por complicarse más. Muchísimo más.

En 2020 Colombia, como hoy en día, tenía miedo, pero no por un virus potencialmente mortal, sino por la violencia que dejaba una estela de muertes, secuestros y desplazamientos forzados imposibles de ignorar. Entre las víctimas cayó la familia de Claudia Carrillo.

'A nosotros nos sacaron de Montelíbano. No solo a mi familia, a todos los que vivíamos en el campo. No sé decir bien quiénes eran, pero era un grupo armado. Nos montaron en un camión como esos en los que llevan plátano y yuca, nada más con la ropa y una que otra cosita, y nos trajeron a Barranquilla', relató la mujer que hoy tiene 41 años.

En ese entonces, ni ella ni sus hijos habían sido registrados, así que esa fue la primera tarea cuando llegaron al hogar de paso en Malambo donde los acogieron. Pero su esposo tuvo que regresar a Montelíbano a buscar unos documentos y desde entonces no supo más nada de él. Desapareció dejándola embarazada de su quinto bebé.

'A los meses nos dieron salida de allá y nos fuimos a vivir a casa de una señora que nos ayudó, en Ciudadela Metropolitana. Allí vivimos alrededor de 14 años hasta que hace un poco más de un año nos vinimos a vivir a este apartamento', aseguró Claudia, refiriéndose a la vivienda ubicada en el barrio Villa del Rey, en Soledad, en la que utiliza una habitación y la sala para dormir con sus cinco hijos y dos nietos.