La música que salía del pequeño parlante negro se esparcía por todo el cementerio gracias a que un joven había levantado el aparato por encima de su cabeza, solo un poco más arriba de la altura a la que llevaban el féretro en el que iba el cuerpo del famoso ‘Pupileto’.
Esa tarde de mitad de semana, soleada como las que suelen haber en Barranquilla, el Calancala se llenó de familiares y allegados de el condenado ladrón Daniel José Osorno Márquez —conocido por publicar en redes sociales los lujos que se costeaba con dinero robado— , quien fue hallado sin vida el pasado lunes en el interior de la Penitenciaría el Bosque de Barranquilla, en el baño de una celda en la que había permanecido aislado tras resultar positivo para COVID-19.
Pese a las restricciones vigentes por la actual pandemia del nuevo coronavirus, y a los evidentes riesgos de estar cerca del cuerpo de una persona fallecida con COVID-19, más de 30 personas llegaron a las 2:00 de la tarde de este miércoles al campo santo para llevar en brazos a alias Pupileto hasta el sepulcro en el que morará mientras se adelantan las investigaciones para esclarecer su muerte.
Los presentes en el sepelio de ‘Pupileto’ no solo caminaban acompañando el féretro, sino que expresaban su dolor a gritos que no eran contenidos por los escasos tapabocas que había. En un video se puede observar que los dolientes permanecían juntos, algunos abalanzados sobre el cajón y abrazados, sin conservar las medidas de seguridad establecidas por el Ministerio de Salud para la prevención del contagio del coronavirus.
EL HERALDO conoció un documento del Inpec en el que se prueba que Osorno Márquez había resultado positivo para el nuevo coronavirus tras una prueba realizada el pasado 3 de junio, lo cual, según la institución, le fue comunicado el domingo 7 de junio, un día antes de que muriera en condiciones que serán determinadas luego de que Medicina Legal entregue el informe de la necropsia realizada y los resultados del Protocolo de Minnesota, el cual le fue aplicado al cadáver de ‘Pupileto’ por solicitud de la Defensoría del Pueblo, y el cual es utilizado en investigaciones por crímenes de lesa humanidad.
La necesidad de investigar el fallecimiento de Osorno Márquez como una muerte violenta habría influido en el hecho de que su cadáver fuese sepultado y no cremado, en contravía al protocolo establecido por Minsalud para el manejo de cuerpos de fallecidos con sospecha o positivos para COVID-19; sin embargo, ninguna autoridad se ha pronunciado frente a las razones puntuales para permitir el sepelio, ni se han reportado sanciones por incumplimiento de las medidas de aislamiento social relacionadas con la ceremonia.