Más allá del dolor de sus familiares y la sorpresa para sus víctimas, la muerte de Daniel José Osorno Márquez, alias el Pupileto, ha despertado varias incógnitas que, hasta el momento, las autoridades no han podido resolver.
La primera de ellas está directamente relacionada con las condiciones en las que habría fallecido el joven de 21 años, que se encontraba en la Penitenciaría El Bosque pagando una condena de cuatro años por el delito de hurto calificado y agravado.
De acuerdo con el informe inicial del Inpec, el cadáver fue hallado en una celda en la que, supuestamente, había permanecido aislado tras ser diagnosticado con COVID-19, en condiciones de una aparente muerte voluntaria. Sin embargo, para sus familiares, supuestos acosos, agresiones y hasta violaciones habrían influido en la muerte de alias Pupileto.
De acuerdo con Hernán Varón, abogado de la familia, alias Pupileto había sufrido una muerte violenta que debía ser esclarecida.
Ello, sumado a que Caribe Afirmativo informó que en ocasiones anteriores se había solicitado al Inpec investigar si Osorno Márquez estaba siendo víctima de 'tratos crueles, inhumanos y degradantes, e identificar si estábamos ante una práctica de tortura'. Todo esto hizo eco para que, con mediación de la Defensoría del Pueblo, se le aplicara al cadáver de Pupileto el Protocolo de Minnesota.
Así las cosas, después de que se realizara una autopsia, los médicos forenses de Medicina Legal debieron aplicar un procedimiento que hace parte del modelo recomendado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos para indagar e investigar crímenes de lesa humanidad, lo cual, según el abogado Varón, 'permitirá un gran avance en las investigaciones'.
Sin embargo, la Corporación Clio difiere de dichas suposiciones y asegura que 'no es extraño que ‘Pupileto’ se hubiese quitado la vida'.
De acuerdo con Cecile Lavergne, directora de la corporación que lleva tres años trabajando con la población LGBT de la Cárcel Modelo y la Penitenciaría El Bosque, las condiciones en las que se encuentran los internos de dichos penales pueden llevar fácilmente a una depresión severa, pero no necesariamente debido a abusos.
'Si bien es cierto que hay muchas cosas por mejorar en el Inpec, como la formación (...) todos estos problemas se han agudizado con el tema del COVID-19 porque no entran, la cónsul está en aislamiento y no hay director. Pero no le hecho tanto la culpa al Inpec, porque las condiciones de él no eran fáciles, pues su familia tiene antecedentes, él consumía drogas y no la veía fácil porque tenía una perspectiva de cinco años más en la cárcel', explicó.
Así mismo, dijo que habían dialogado con el único otro miembro de la población LGBTI del pabellón en el que se encontraba ‘Pupileto’ y este había negado las supuestas amenazas que, cuando se fugó, Osorno Márquez mencionó a sus familiares.
'Para mí, él (Pupileto) no era víctima de agresión y mucho menos por el tema LGBTI. Más bien, él tenía una forma de rebuscarse por el consumo de drogas y se metía en problemas', destacó Celile Lavergne.
¿Por qué fue sepultado?
Pese a que el Inpec había asegurado que el domingo 7 de junio se le había informado a Osorno Márquez que era positivo para COVID-19, con base en supuestos resultados de una prueba realizada el 3 de junio, este miércoles el cuerpo de Daniel Osorno Márquez fue sepultado en el cementerio Calancala de Barranquilla.
En lugar de haber sido cremado, siguiendo el protocolo dictado por el Ministerio de Salud para casos de fallecidos con sospecha o positivos para COVID-19; alias Pupileto fue llevado en brazos de sus allegados hasta la tumba en la que morará.