La esperanza terminó. Una cruel noticia la mató y desde entonces todo fue llanto y dolor en una familia de Sabanalarga.
Un papá desesperado salió de la sala de urgencias del Hospital Local, lleno de rabia pateó su moto mientras algunas personas trataban de calmarlo. Lo embargaba la tristeza y la ira porque a su hija de solo cinco años una bala la mató.
Él mismo la había llevado con afán al centro asistencial luego de que unos sicarios dispararan en su contra. Contó con suerte, pues esquivó todas las balas, pero su pequeña no. Ella recibió un impacto en su inocente rostro.
Los médicos no pudieron hacer nada, el recorrido entre el barrio Las Mercedes, dónde ocurrió el atentado, y el centro asistencial, se hizo largo para el poco tiempo de vida que le quedaba a la niña.
Dicen algunas personas que aunque quedó vivo, parecía que el hombre había muerto por dentro, junto a su pequeña. Se desplomó en llanto y no hubo abrazos que lo consolaran.
El hospital y Las Mercedes se llenaron de policías que iniciaron una investigación luego de extender por todo el pueblo un plan para buscar a los asesinos, el cual no había dado resultados hasta las 10:30 de la noche de este sábado, dos horas después del crimen.
Las hipótesis son las mismas que se manejan en los más recientes homicidios que se han registrado en el pueblo: un ajuste de cuenta de entre bandas o algo relacionado con el tráfico de drogas. Sin embargo, los encargados del caso indagan si pudo existir algún otro motivo. El lamentable hecho fue reportado también a través de nuestra línea Wasapea a EL HERALDO.