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La curiosidad de los vecinos y los seis días que llevaban en aislamiento dieron pie para que los habitantes del barrio La Inmaculada, del municipio de Suan, salieran a la calle ante la primera chispa de alteración del orden. Eran alrededor de las 7:00 de la noche de este lunes cuando, en plena calle, dos mujeres empezaron a discutir.

Los improperios iban y venían mientras ambas se sacaban 'los trapitos al sol' y pronto los vecinos empezaron a salir de sus casas amontonándose alrededor de ambas, motivándolas a que la violencia pasara de verbal a física frente a sus ojos. Las mujeres contenían la ira para que no se tradujera en golpes, pero la discusión y los gritos eran cada vez más fuertes, haciendo que un asunto personal, avivado por los espectadores que iban tomando cada uno su lado, se convirtiera en una 'pelea de gallos'.

Al ver lo que se estaba gestando, uno de los vecinos dio aviso a la Policía y, de inmediato, una patrulla llegó al lugar, no solo para intentar conciliar y ayudar a resolver la discusión entre las dos mujeres, sino también para dispersar a los habitantes del barrio que, en plena cuarentena por la expansión del COVID-19, se habían aglomerado en una de las calles.

Según relató un uniformado de la Policía de Atlántico, no pasó mucho tiempo hasta que uno de los ciudadanos, aprovechándose de la situación, increpó a uno de los patrulleros y lo agredió físicamente, aparentemente tratando de iniciar una revuelta apoyado por otros hombres.

Los policías de inmediato detuvieron al hombre para evitar que la situación se tornara violenta y lo trasladaron a la estación del municipio, pero, si bien el hombre y las dos mujeres que protagonizaban la discusión habían empezado a tranquilizarse; los vecinos de La Inmaculada no tomaron con agrado la intervención de las autoridades y, según testigos, se negaban a regresar a sus casas.

Previniendo una situación mayor y velando por el cumplimiento del decreto presidencial de aislamiento social, dice la Policía que decidieron lanzar un gas para que se dispersaran los ciudadanos aglomerados y regresaran a sus casas. Por fortuna, aquel episodio terminó en una conciliación entre las mujeres que discutían y el hombre que intentó agredir al patrullero, evitando que la violencia hiciera de las suyas en tiempos de coronavirus.