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La televisión de la sala estaba encendida, Llorelys del Carmen Vanegas Herrera esperaba el noticiero de las 7 de la noche, cuando un llamado desde la puerta interrumpió su concentración.

'¿Está Mariuska?', preguntó la voz de un hombre desde la reja de la terraza de la casa marcada con el número 30C-12 sobre la calle 22, que estaba asegurada con un candado.

La docente de preescolar de 50 años se acercó a la puerta para ver quién buscaba a su sobrina, Mariuska Vanegas, que durante un largo tiempo vivió en su casa, pero que ahora solo la visitaba un fin de semana cada quince días.

'No está, ¿quién la busca?', respondió Llorelys.

El hombre, quien aún usaba el caso había decidido marcharse sin musitar palabra alguna, dio un par de pasos para abordar de nuevo la moto, pero regresó con la intención de dejar un número para que la persona a la que buscaba se comunicara con él. El número fue el 3, que fueron los disparos que hizo contra la humanidad de Llorelys, de los cuales dos lograron hacer blanco.

La docente se desplomó, mientras su agresor emprendía la huida y aunque fue auxiliada, de camino a una clínica en Barranquilla murió.

Manuel Ospino Herrera, esposo de Llorelys y padre de sus dos hijos de 20 y 15 años, no acaba de comprender lo ocurrido.

'Nosotros no sabemos si esta sobrina tiene algún problema, alguna deuda, lo desconocemos. Mi esposa tampoco tenía amenazas, tenemos más de 20 años de estar viviendo ahí en el Concorde y nunca nos había ocurrido absolutamente nada. Nosotros hablamos con ella (sobrina) pero tampoco sabe nada, no sabe por qué la fueron buscando a ella', contó el hombre.

La mujer al momento del ataque estaba sola en la casa, pues su esposo había salido en compañía del hijo mayor, mientras que el de 15 estaba en la esquina de la cuadra.

'Exigimos justicia para que este caso no quede impune. Mi mujer era una buena persona, no tenía ningún problema. Por aquí hay cámaras, ahí debe estar la evidencia de lo que pasó. Que investiguen', concluyó Ospino Herrera.

Llorelys del Carmen Vanegas Herrera era oriunda del municipio de Calamar, Bolívar y trabaja en una guardería privada en el mismo barrio.