Entre cielo y tierra no hay nada oculto y todo se llega a saber, y más en esta época de redes sociales y tecnología desbordada. Carlos Emir Camargo Piedrahita descubrió que su llave, su amigo de infancia y parrandas, al parecer, había roto uno de los códigos más sagrados entre los ‘llaves’: La mujer del amigo no se mira y no se toca.
Unos chats en el teléfono de su esposa pusieron al descubierto una supuesta infidelidad que derivó en un cruel crimen ocurrido siete meses atrás.
El 12 de abril de este año, Jonathan Gutiérrez Castro, de 31 años, recién había llegado a su casa del trabajo cuando recibió una llamada de un conocido para que llegara la tienda de la esquina.
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En efecto así lo hizo. Jonathan se cambió la ropa que llevaba puesta por una bermuda beige con un suéter verde, salió y llegó a un negocio de razón social ‘El Durán’, ubicado en la carrera 53 con calle 43 del Barrio Abajo, donde disfrutaba de popular sancocho de tienda: un salchichón con pan y gaseosa, cuando llegaron dos hombres en moto negra y el parrillero le disparó en la cabeza. Esto lo reportó la Policía Metropolitana de Barranquilla al momento de los hechos.
No hubo nada que hacer, ese fue el fin de Jonathan Gutiérrez, quien llegó sin signos vitales a la Clínica Centro, a donde dos familiares lo habían llevado en un intento por salvarle la vida.
En ese momento, una primera hipótesis surgió. Un posible lío de faldas sería el motivo de los cuatro tiros que le dieron a hombre de 31 años quien trabajaba como administrador de un restaurante en Baranoa.
Así lo informó la Policía Metropolitana de Barranquilla entregado la misma noche del homicidio indicó que Jonathan Gutiérrez Castro había sido asesinado por una situación pasional. 'Desde hace varios años, él tuvo problemas con otra persona por una mujer y fue amenazado', explicó un uniformado que hizo parte de las labores de levantamiento de cadáver.
Pese a que esto fue desmentido en su momento por la familia de la víctima, este jueves los investigadores de la Fiscalía confirmaron la veracidad de la hipótesis con la captura de Carlos Emir Camargo Piedrahita, un contador público quien desde diciembre de 2012 trabaja en la Secretaría de Hacienda de la Alcaldía de Barranquilla.
Pagó $7 millones
Según uno de los investigadores del caso, Camargo Piedrahita sería el determinador del crimen de su amigo y una vez supo de la supuesta relación entre su esposa y su amigo contrató a una persona para que le hiciera seguimiento a su objetivo
'Una vez descubre todo él contrata a un muchacho del sector que es amigo de la víctima. Este a su vez, contrata a una persona que es la que se encarga de conseguir a los sicarios', dijo la fuente. Y agregó, 'esa persona cayó en un allanamiento por armas y resultó ser la persona que en su propia camioneta le hacía los seguimientos a la víctima y aparece en un serie de videos. Esta persona es la que termina confesando que sí participó de manera indirecta porque su labor fue buscar a quien contratara a los sicarios', explicó el investigador.
Hoy mismo Carlos Emir Camargo Piedrahita fue presentado en audiencias preliminares donde le fue legalizada la captura e imputaron cargos por homicidio agravado y fabricación, tráfico y porte de arma de fuego. El argumento del fiscal ante el juez fue que una vez el capturado se enteró de la relación que su esposa tenía con el hoy occiso 'el señor Carlos Camargo contrató a una persona para que a su vez esa persona contratara a unos sicarios y hacerle seguimiento por todo el sector, durante varios días al punto de pagar $7'000.000 por el homicidio'.
La Fiscalía solicitó que sea enviado a la cárcel, pero la diligencia debió suspenderse para el próximo viernes, a partir de 8:30 de la mañana, donde se conocerá la medida de aseguramiento que el juez le impondrá al imputado.