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571 personas en Barranquilla, según las cuentas del Inpec, tienen en sus tobillos un brazalete electrónico que envía una señal directamente al Centro de Monitoreo de Brazaletes Electrónicos de Operaciones de la institución en Bogotá.

Sin embargo, como se evidenció en estos días con la captura de Elizenis Muñoz, conocida como ‘La Diabla’, esta ayuda electrónica no es suficiente para controlar a esta cantidad de procesados a raíz de que solo cuatro agentes del Inpec están encargados de esta labor.

‘La Diabla’ debía estar en su casa en el barrio Villa Estadio, de Soledad, con el brazalete de monitoreo, pero se encontraba en una discoteca en el norte de Barranquilla 'celebrando su cumpleaños', como manifestó la joven a los agentes durante el procedimiento de captura.

El brazalete no mandó ninguna señal a la central de operaciones del Inpec, ya que la mujer de 26 años, tal y como ocurrió cuando fue capturada en abril, dejó el aparato encima de la nevera. Allí, debido a la vibración que emite el electrodoméstico, no se generan alertas.

Esta práctica, según las autoridades, es común en personas que les son impuestos brazaletes electrónicos.

El coronel Gelver Yecid Peña, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Barranquilla, manifestó que los portadores del aparato 'en muchas ocasiones lo dejan con su mascota, otras cerca de un electrodoméstico'.

Los brazaletes

Desde 2016, la Uspec cambió al operador de los brazaletes electrónicos por medio de una contratación hecha por medio de la Bolsa Mercantil.

Fue contratada la Unión Temporal Sistema Electrónico de Seguridad (Tuses) para hacerse cargo de los brazaletes de los presos. Tres empresas hacen parte de esta unión temporal: Buddi (una multinacional inglesa), Unión Eléctrica y Meltec.

La primera es la que diseña los brazaletes que utilizan los procesados en Colombia. Por medio de esta, EL HERALDO obtuvo información de cómo funciona el dispositivo.

Este brazalete está equipado con una unidad llamada ‘Smart Tag’ que posee dos tipos de señal, GSM y GPS. Adicional a esto, la correa que abraza el tobillo del procesado posee fibra óptica, que manda una señal al sistema cuando está siendo violentada.

Por su parte, el sistema posee un perfil para cada recluso. Al hacer clic en su nombre, se abre una interfaz con su perfil, y por cual crimen está sindicado. En esta misma interfaz aparece su localización, la potencia de la señal, porcentaje de batería, si está cargando en ese momento y el estado de la correa.

Además hay un registro de cada vez que se mueve el portador del brazalete, el espacio de tiempo en el que se movió, dónde se detuvo y la velocidad a la que se desplazó. Esta medida se toma con coordenadas de longitud y latitud con sus respectivos minutos y segundos para hacerla lo más precisa posible.

De acuerdo con la información de Buddi, la carga del electrónico puede durar de 1 a 3 días. Este es recargado a través de un cargador inalámbrico que se coloca encima del ‘Smart Tag’. Una vez instalado, el cargador de 240 gramos de peso demora alrededor de 2 horas en cargar.  

Al momento de la instalación del brazalete son colocados dos seguros. Estos se parten con facilidad ante cualquier movimiento, dejando una huella visible del intento de vulnerar el dispositivo. La única forma en la que, de acuerdo con la empresa, se puede remover el ‘Smart Tag’ es a través de una herramienta que se asimila a una pinza. Esta aplica presión en unos puntos específicos y se suelta un lado de la correa.

Las violaciones

Se especula que utilizando herramientas comunes que utilicen una tecnología similar, los reos se quitan el brazalete.

Milton Anibal, miembro del sindicato UTP del Inpec, contó a EL HERALDO que existen dos situaciones que se presentan con frecuencia.

La primera ocurre cuando el Centro de Monitoreo de Brazaletes Electrónicos del Inpec recibe una alerta y esta reporta la situación a los encargados en la ciudad.

'Bogotá envía a la cuadrilla el reporte, pero se demora mucho en ir a verificar, a veces hasta ocho días, por represamiento', detalló el funcionario del Inpec.

'Cuando por fin la cuadrilla llega al domicilio la persona siempre sale con alguna excusa o accidente casero, se envía ese reporte a Bogotá y vuelve y normaliza el brazalete', agregó.

Por otra parte, la segunda situación a la que hace referencia el activo del Inpec es la batería recargable del brazalete.

'Cuando un juez le dictamina vigilancia con brazalete, el procesado adquiere la responsabilidad de cargarlo todo el tiempo que no se esté usando', manifiesta el sindicalista del Inpec.

Entonces, lo que el portador hace, según Anibal, es 'esperar a que se descargue y esto manda una señal a la central de que no está funcionando, pero no registra los movimientos que hace la persona', explicó.

El coronel Peña dijo que los procesados 'buscan herramientas para quitarse el brazalete de tal manera que no se lastimen y buscan dejarlo en un lugar que emita un movimiento similar al del cuerpo humano'.