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El 14 de marzo, el patrullero Darlin Rodríguez se despidió de su familia en Suan, Atlántico, para unirse a sus compañeros en Morroa, Sucre. Había estado compartiendo con su familia desde diciembre, pero le tocaba regresar a sus funciones. 'Pasamos Navidad y Año Nuevo juntos, también Carnaval, hicimos sancocho y todo. La pasó muy feliz. Qué tristeza la que sentimos hoy', dice Keyla, su hermana menor. 

José Luis Díaz afirma que Darlin no era su primo ni su amigo, era su hermano. 'Era mi mejor amigo, mi sangre. El martes hablamos durante una hora por teléfono. Me dijo que quería venirse, le faltaba una semana para el traslado, desafortunadamente lo mataron. Estaba alegre porque ya se venía, pero estaba preocupado porque sabía el cargo que tenía y lo que debía asumir'. 

La preocupación que empezó a mostrar Darlin, aun cuando siempre le había hecho saber a la Policía que vivía su sueño al ser miembro de la institución y que si 'le pasaba algo, se iba a ir feliz porque estaba haciendo lo que amaba', preocupó a sus familiares, que empezaron a orar por él. 'Mi mamá siempre le decía que no se desesperara, pero lastimosamente las circunstancias así pasaron. Todos tenemos un destino en el mundo y Dios hasta aquí le permitió llegar'.

Javid Rodríguez, su hermano mayor, cuenta que las autoridades lo llamaron a las 12:30 del mediodía a comunicarle que su hermano había fallecido. 'Esto nos duele en el alma. Era un ser maravilloso. Sabía que se enfrentaba a un gran peligro. Nos decía que oráramos por él para que Dios lo cuidara. Decía que a veces sabía a qué hora salía, pero no si iba a regresar; esta vez no volvió. Murió en lo que quería y nos sentimos orgullosos de él'. 

La familia de Darlin quiere respuestas, señala que este momento nunca lo esperaron, aun cuando sabían que podría pasar. 'Mientras Santos pide paz, estamos viendo guerra y muertes de personas inocentes. Es difícil ver partir a un ser querido, y a muchas personas les toca sentir ese dolor a diario'. 

De Barranquilla. José David Pérez Hernández fue otro de los ocho uniformados que fallecieron el miércoles en Urabá. 

'Lo que son las cosas, él como que sentía que iba a pasar algo porque estaba con el son de que se quería venir. El día que me dejó mal fue ese que me dijo que se había visto muerto, quedé preocupado', dice su padre, David Pérez.

Nació y creció en el barrio El Bosque, sector en el que los habitantes sienten 'rabia y dolor' por la muerte de José David.