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En el barrio Los Olivos, segunda etapa, las personas andan con recelo, miran de reojo y callan. Van en una sola dirección e intentan no desviarse; con la mirada puesta en un punto fijo, caminan aceleradas: no vacilan hasta llegar a su destino. En el ambiente el olor a peligro es penetrante.

En la entrada del barrio, un grupo de mototaxistas aguarda por carreras, y en la panadería del frente, las luces se prenden para disipar la oscuridad de la noche. '¡Jummm! Por aquí la cosa está bien caliente, está pesado. Se siente la tensión y lo peor es que es así casi todos los días. Ni los que viven acá se sienten seguros', comenta un habitante del sector mientras cuadra una carrera. Sus pupilas están dilatadas y su cuerpo muestra inseguridad, mira para los lados y se sube en la moto sin ver hacia atrás.

Al otro lado, uno de los mototaxistas mira el celular y niega con la cabeza. Se hace el que no escucha y, aunque su compañero le pregunta si sabe algo, se va sin pronunciar una sola vocal. 'La verdad es que la gente prefiere no decir nada porque por aquí siempre están vigilando y uno ni se da cuenta', agrega el que se queda. Un tercero se atreve a decir que 'tiraron unos papeles y la gente estaba asustada. Ya han matado a varios, pero no sabemos si tienen que ver con los tales panfletos'.

El hombre se refiere a unas hojas que aparecieron en las calles hace algunas semanas en las que un grupo, que no se identifica, avisa que va a hacer un 'barrido'. 'Llegó la hora de la limpieza social. Llegó el momento de iniciar una nueva limpieza para los ma*** vendedores de drogas, bazuqueros, marihuaneros y demás consumidores, ladrones callejeros, jaladores de carros y motos, prostitutas y violadores', se lee en el panfleto que circuló la última semana de enero.

Cerca de ahí, a unas cuadras y pasando una calle derecho, después de una destapada que parece un callejón sin salida –en todos los sentidos–, está el barrio Los Ángeles, donde en lo que va del año han asesinado a cinco personas, tras la aparición de los panfletos que iban dirigidos a esos dos barrios.

'Los tenemos en la mira. Para el pueblo en general ustedes han notado un incremento en la vigilancia, robos, atracos, vagancia y consumo de drogas, etc. En los últimos tiempos mientras que los políticos se hacen los ciegos y como siempre no hacen nada, entonces nuestra organización ha tomado la irrevocable decisión de atacar la violencia con violencia (Sic)', continúa el texto.

Para la misma fecha en la que se propagaron los papeles, hubo tres muertos en Los Ángeles. A las 9:30 p.m. del jueves 18 de enero se registró en ese barrio del suroccidente el primer doble homicidio de 2018 en el Atlántico. Aquella noche, luego de sostener una discusión cuando se encontraban en una fiesta en la terraza de la casa ubicada en la calle 112E No. 16-21, un hombre asesinó con arma de fuego a Carlos Andrés Ariza Conrado, de 18 años, y a Cleiderman Rodríguez, de 20.

En su momento, la Policía informó que Carlos Ariza había salido de prisión hace un mes, tras ser capturado el 8 de noviembre de 2017 por el delito de porte ilegal de arma de fuego, y tenía casa por cárcel.

'Carlos Ariza era un individuo reconocido en el sector por su accionar delictivo, se dedicaba a asaltar. Tenemos información que lo relaciona con la pandilla ‘los Paragüitas', informó el coronel Hugo Molano, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Barranquilla.

Al lunes siguiente, a pocas cuadras de donde asesinaron a los dos, Óscar Duván Soto perdió la vida en un ataque a tiros, luego de que socorriera a un vecino que acababa de ser herido a bala por intentar frustrar el hurto de su motocicleta. Ese día, Soto, vigilante informal, ayudó a Richard de Jesús Castro, lesionado en su bíceps derecho, trasladándolo hasta la casa de su mamá; cuando regresaba a su vivienda, fue asesinado.

La Policía informó que la víctima mortal tenía dos anotaciones judiciales por los delitos de hurto y porte ilegal de armas, mientras que a Richard de Jesús Castro, el herido, le figuran tres anotaciones por hurto y porte de estupefacientes.

'Todo ma*** que encontremos después de las 10 de la noche no respondemos si caen inocentes para que no compartieran más tiempo con sus familias. Jóvenes no los queremos ver parchados en las esquinas drogándose y robando a los ciudadanos, hagan algo productivo con las vidas podridas que tienen compartan más con sus familias (Sic)', se lee en el panfleto, el cual tiene la indicación de ser replicado y entregado a otras personas. 'Si usted encuentra esta hoja, sáquele copia, repártala entre sus seres queridos, nuestra organización no tiene tiempo para entregar las hojas casa por casa (Sic)'.

En un bordillo están dos hombres sentados con las viseras cubriéndoles los ojos; se hacen señas ante la presencia de personas ajenas a su entorno. Otro con la cara cubierta con tapabocas pasa en una moto, y no se puede percibir más desasosiego.

En una tienda, una mujer mayor afirma que no saben cómo estar tranquilos si 'a cada rato uno escucha que matan y que atracan. Este es un barrio peligroso, eso es lo que la gente sí sabe'. 'Además de todo están esas hojas que, aunque dicen que van a acabar con criminales, afirman que no responden si cae gente inocente'.

La madrugada del domingo de Carnaval hubo dos asesinatos en Los Ángeles en menos de dos horas. El primer caso ocurrió a la 1:00 de la madrugada, en la calle 112D con carrera 16, donde mataron de un tiro en el cuello a Nilson José Niño Barcanegra, de 40 años, quien falleció en el Paso del barrio El Pueblo.

A las 2:30 a.m. fue asesinado de dos tiros en la cara Luis Alberto Díaz Ramírez, de 32 años, cuando iba caminando hacia la casa de sus familiares, en la calle 111 con carrera 16.

Un allegado a Díaz Ramírez contó que él vivía en Sabanagrande con su mujer y sus dos hijos, y estaba en el barrio visitando a su familia.

En Santo Domingo

La última semana de enero, misma fecha en la que aparecieron los panfletos dirigidos a Los Olivos y Los Ángeles, en el barrio Santo Domingo también fueron arrojados unos papeles similares. 'Cuando nos levantamos vimos las hojas tiradas en las casas y en la calle. Tenemos mucho miedo', afirma una habitante del sector.

En este caso, el panfleto está firmado por el ‘Bloque Costa Caribe’ de las ‘Autodefensas Gaitanistas de Colombia’. 'Declaramos objetivo militar y muerte sin piedad. Fleteros, expendedores de drogas, tarjeteros, reducidores, ladrones y compra y venta de motos robadas. Dueños y trabajadores aliados al chance La Blanquita, principales financieros de los ‘Costeños’ para la compra de armas. Sabemos el modo en el que operan y los tenemos identificados en sus residencias, esperen nuestra visita, ya iniciamos el barrido y continuaremos hasta dejar los barrios limpios'.

Algunos habitantes señalan que no es la primera vez que reciben amenazas. 'A nosotros ya nos habían mandado otro panfleto diciendo que teníamos 24 horas para salir del barrio, y ahora dejaron este', agrega la mujer.

'Próximamente seguiremos ajusticiando a más gente que son perjuicio para la sociedad (Sic.)', amenaza el documento del Bloque, que afirma que son 'mal llamados Clan del Golfo'.

La versión oficial

Según las investigaciones de las autoridades, estos panfletos serían obra de la delincuencia común, con el objetivo de sembrar terror en estos sectores, donde son frecuentes las extorsiones a comerciantes.

El comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, general Mariano Botero Coy, hizo un llamado a mantener la calma y a no prestar atención a estas comunicaciones que solo buscan atemorizar a la ciudadanía. 'Estos panfletos han llegado a determinadas personas para ser desterradas. La misma comunidad sabe qué está pasando con relación a algún individuo que sale de su casa por cárcel a amedrentar. Esta es una forma que los miembros de la comunidad utilizan para buscar la manera de sacarlos del barrio', aseguró.