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–Como que iban a atracar al esposo de una profesora y hubo intercambio de disparos. Me dicen que el niño se dio cuenta de lo que estaba pasando, y que cuando se fue a dar la vuelta, fue cuando la bala le entró por el lado derecho de la cabeza y le salió por el izquierdo. Él quedó tirado en la acera porque el impacto hizo que volara –recuerda Daivis De la Espriella, viendo con lágrimas en los ojos una foto de su hijo en el celular.

El 15 de septiembre del año anterior, Jadis Sebastián Castelar resultó herido de un impacto de bala en la cabeza cuando esperaba que lo recogieran a las afueras del colegio Sagrada Sabiduría, de la Urbanización El Parque. Según la información que ha arrojado la investigación, unos ladrones intentaron despojar de un dinero a un hombre que estaba frente a la institución educativa, y al ver que el vigilante del colegio se percató del hecho, empezaron a disparar. 'Lo que son las cosas, yo siempre le decía que tenía que esperar el transporte en la puerta del colegio, que no se podía mover de ahí. Ese día la señora que lo buscaba se fue porque eran las 5:00 p.m. y ellos no habían llegado del paseo en el que estaban celebrando el día de Amor y Amistad'.

El día del tiroteo, el reporte policial indicó que 'en ese momento sale el vigilante del colegio y al percatarse de lo sucedido interviene, los delincuentes le disparan, él reacciona con el arma de dotación y en el intercambio de disparos entre delincuentes y vigilante resulta el menor lesionado por una bala perdida'.

Ese día, la vida de la familia Castelar De la Espriella se partió en dos: su hijo mayor resultó con una grave herida que no lo mató –afortunadamente, según dice Daivis–, pero que le dejó secuelas físicas permanentes. 'Cuando yo llegué al colegio sentí una cosa extraña, las caras de las personas no eran iguales y no se veían los niños. Escuché que habían robado y que le habían dado a uno, le pedía a Dios que no fuera mi hijo. Nadie me daba razón de nada, ni el vigilante ni los profesores, solo una maestra me dijo que me sentara, que a mi hijo lo habían herido. Me quise volver loca'.

De acuerdo con Daivis, Jadis, que el 28 de enero cumplió 13 años, siempre estuvo consciente y se mantuvo despierto en los tres centros asistenciales por los que pasó, desde la Clínica de la Policía, donde a las 6: 00 p.m. recibió los primeros auxilios, hasta el Hospital Universidad del Norte donde fue intervenido quirúrgicamente a la medianoche. 'El neurocirujano estaba en otra cirugía. Mi hijo es un valiente, es muy fuerte porque soportó tanto y nunca desistió. Él quería vivir y lo ha demostrado, así le haya tocado soportar muchas cosas a raíz de esto'.