Los músculos de su cara se contraen para tratar de contener el llanto, el que después del esfuerzo por soportar no quebrarse, termina por mojar sus mejillas. Saca un pañuelo y se seca las lágrimas. 'Vamos, que ya le van a hacer los honores', le dice un familiar a Jesús Cervantes Ferrer a las afueras de la funeraria donde están velando a su hijo, Kemel Jesús, el patrullero de la Sijín asesinado de siete tiros, la madrugada del domingo.
En el interior de una de las salas, el féretro del agente de 25 años está cubierto con una bandera de Colombia y adornado con coronas florales enviadas por allegados y familiares, los policías a cada lado le rinden homenaje con postura firme. Su madre, sentada en un sillón, da gritos de desesperación, mientras es consolada por una mujer. Es la segunda vez que siente el dolor de perder a un hijo en menos de un año.
'Yo tenía cuatro hijos. El año pasado, el 20 de marzo, el que me mató a Kemel también me mató a Kevin, de 23 años. Kemel era el mayor, seguía Kevin y después viene una de 22 años y uno de 17', dice Cervantes.
Por el homicidio señalan a Jesús David De la Cruz Ortiz, alias ‘el Guajirito’, presunto asesino de Kevin Cervantes.
Kemel se crió en el barrio Las Moras con toda su familia. Fue un alumno destacado desde pequeño, tanto que a los 14 años ya se había graduado de bachillerato. 'Él era muy inteligente y aplicado. En dos ocasiones le hicieron exámenes a mitad de año y lo subieron de grado. Entró a la Universidad Simón Bolívar a los 15 años para estudiar Ingeniería de Sistemas', se lamenta Cervantes cada vez que lo trae a su memoria.
Solo hizo cinco semestres porque no le gustó la carrera. 'La sicóloga de la Universidad nos dijo que todavía era un niño, por eso lo sacamos. Me dijo que quería estudiar en el Inca ensamble y mantenimiento de computadores, hizo las pruebas en la Cámara de Comercio y después me dijo que se quería meter en la Policía. De 400 alumnos del curso, ocupó el cuarto puesto', añade Cervantes, quien salió pensionado de la Policía hace 10 años, tras 22 de servicio.
Su destacada participación en el curso, cuando tenía 21 años, hizo que fuera trasladado a la Dijín de Bogotá. De allá solicitó el traslado a Barranquilla para cuidar a su hija de cinco años y por la muerte de su hermano.
Mientras llegan uniformados y familiares de Kemel a la funeraria, una niña, vestida con un traje blanco con rosado y dos colas de caballo a cada lado, camina tranquila con un raspado de cola en la mano, ajena a la situación. Quizás no es consciente de que está en ese lugar porque están velando a su papá. Corre hacia donde un hombre y lo abraza, sonriente, al tiempo que sus allegados tratan de disipar cualquier inquietud con caras agradables.
'Él estaba muy feliz y alegre por su trabajo. Ahorita mismo me llamó un fiscal del piso seis a decirme que están muy dolidos por su muerte, que él era muy bien mandado, que nunca decía no, siempre estaba dispuesto', dice el padre.
Sus compañeros de las Unidades Investigativas de Fiscalía lo recuerdan como un hombre alegre, muy buen trabajador, profesional y amigable. 'Siempre llegaba con un cuento, le gustaba cantar champeta, salsa, se ponía a bailar. Era buen jugador de fútbol, tenía una pegada excelente y hacía goles. De verdad que la institución y su familia pierden a un gran ser humano. De él nunca se escuchó nada malo'.
El cinco de enero fue la última vez que sus compañeros lo vieron, ese día llegó con una gorra negra y un suéter gris, tan 'mamador de gallo como siempre', después estaba de apoyo y por eso no coincidieron en la oficina.
Kemel de Jesús salió de su casa, en el barrio Villa Katanga, el domingo a las 9:00 p.m., y a las 2:30 de la madrugada ya lo habían asesinado a las afueras de una caseta azul en la calle 45 con carrera 15 sur de Las Trinitarias, en Soledad. 'Me dijo: Papi, voy al barrio a hablar con los amigos, y salió en la moto. Como a las 3:00 de la mañana llegaron a avisarme que me lo habían matado'.
Cervantes Ocampo no recibió el turno que le tocaba a las 9 de la mañana. Sus compañeros se quedaron esperando al ‘Ratoncito’, como le decían a veces por su cara, al 'amante del Junior y del Barcelona. Al cantante de champeta y salsero empedernido y al jugador de siglo, al que le sacaba chiste a todo'. 'Él se iba a matricular en la Universidad Simón Bolívar para estudiar derecho, ya estaba decidido porque la fiscal con la que él trabajaba le veía muchas aptitudes. Estaba entusiasmado'.
Su familia hoy llora temerosa, su padre dice que tiene miedo por lo que pueda suceder. 'Les pido a las autoridades que capturen al responsable porque yo tengo miedo, ya fueron mis dos hijos, puedo ser la próxima víctima'.
Prontuario: Los crímenes de ‘Guajirito’
Jesús David De la Cruz Ortiz, alias ‘Guajirito’, nació en Maicao, La Guajira.
En su última captura, de las seis que le han hecho las autoridades, dijo que se dedicaba a ser comerciante. El 14 de agosto de 2017, el joven de 19 años fue detenido por el delito de receptación.
Su primera captura fue por hurto en hechos transcurridos el 2 de octubre de 2014.
Luego, el joven, por el que la Policía ofrece una recompensa de 10 millones de pesos, fue aprehendido el 17 de febrero por una denuncia por daño en bien ajeno.
Ocho meses después, el 29 de septiembre de 2015, volvió a ser detenido por receptación. Pasados 15 días, el 14 de noviembre, fue judicializado por hurto.
La sexta anotación que tiene ‘Guajirito’ es del 15 de octubre de 2016, cuando en una requisa, patrulleros de la Policía lo trasladaron hasta la URI por hallar en su poder un arma de fuego sin permiso para porte.