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Con Ojo del Tigre, la banda sonora del clásico del cine Rocky, María del Carmen León trataba de que su hijo Eduardo De la Hoz hiciera el último esfuerzo para no perder la batalla contra la muerte. 'Vamos hijo, este es el último round, levántate...', le decía, mientras sonaba la canción en su celular, o en el Ipad.

El barranquillero llevaba 221 días luchando en una cama del hospital Cristo Redentor de Porto Alegre contra los daños que dos proyectiles hicieron en su abdomen y cadera. Un brasileño los había disparado el 16 de febrero de este año, en una aparente confusión.

Un tiro entró y salió; el otro le rasgó el páncreas, el diafragma y se alojó en la vértebra lumbar L2, causando daño medular en el proceso. Eduardo entró y salió de coma en dos ocasiones y, de haber sobrevivido, al ‘luchador’ le esperaba un futuro en la condición de paraplejia.

Sus padres ya habían comenzado a hacer las adaptaciones en su apartamento en el norte de Barranquilla: un baño especial, una rampa de acceso y ampliación de la puerta. Pero antes de que su sueño de volver a su ciudad de origen se le cumpliera, Eduardo murió el pasado 24 de septiembre, a 7.925 kilómetros de distancia de su hogar.

Un apasionado

Eduardo nació en el seno de un hogar en el que no le faltaron comodidades. Su padre, Osvaldo De la Hoz, es profesor de Medicina y magíster en Salud Pública, y su madre es trabajadora social y abogada, dedicada al cuidado de pacientes con VIH. Llevan 38 años juntos. Era el tercero de cuatro hermanos.

María aún guarda en su memoria la imagen de Eduardo lanzando, a sus 8 años, diatribas en contra del Proceso 8000. Cuando se graduó a los 17 años fue inamovible en la decisión que tomó: estudiaría historia. Comenzó su carrera en la Universidad Industrial de Santander, de la que se graduó en 2013. Tal y como sus padres, optó por continuar sus estudios, y encontró en Brasil un destino atractivo.

En 2014 emprendió el rumbo a Florianópolis, donde vivió junto a su hermano mayor, Héctor. Allí estudió el portugués hasta que fue aceptado para la Maestría en Historia en la Universidad Federal del Estado de Rio Grande do Sul. Por esta razón se mudó a Porto Alegre, ciudad al sur del gigante suramericano.

Porto Alegre es la capital del estado Río Grande del Sur. Tiene alrededor de 1,4 millones de habitantes, el 82% de ellos descendientes de inmigrantes. La mayor parte de su comunidad se divide los fines de semana por el fútbol, pues unos le van al Gremio y otros al Internacional de Porto Alegre.

En esta ciudad futbolera, Eduardo encontró un cuarto en un edificio del barrio Floresta, donde se alojó con otros dos estudiantes. El inmueble está ubicado sobre la avenida Cristóvão Colombo, una vía de alta concurrencia.

El caso

Su novia vivía en Foz de Iguazú y fue a visitarla el 8 de febrero para conocer a sus padres. Todo fue alegría en ese momento para el barranquillero.

Sin embargo, al volver a Porto Alegre, ocho días después, no encontró su bicicleta. Buscó al administrador del edificio, un señor que, en sus 8 meses de estar viviendo en este lugar, todavía no conocía.

'La discusión fue acalorada y al parecer el administrador se cayó', cuenta María la versión que escuchó a su hijo cuando este dio sus declaraciones a la Policía.

A sus 29 años, Eduardo disfrutaba de jugar fútbol y alzar pesas. Al ver la situación, la figura que se imponía por sobre un viejo 'indefenso', un bombero identificado por la familia como Tiago Lamadril Borges, intervino. El hombre, que rentaba una habitación en el mismo edificio, se acercó a ayudar pensando que se trataba de un robo.

En el país carioca, aquellos que luchan contra los incendios hacen parte del Cuerpo de Bomberos Militares. Estos también son considerados fuerza auxiliar y reserva del Ejército brasileño. Por esta razón, se les provee de un arma de dotación, la cual Lamadril apuntaba en dirección de Eduardo.

De acuerdo con la declaración que dio el bombero, el colombiano estaba 'agrediendo al administrador del edificio y también intentó atacarlo a él y por esto disparó'.

No obstante, Eduardo alcanzó a contar su versión a las autoridades en el corto tiempo que despertó del coma. 'Repetía una y otra vez: Cara, yo moro aqui' (amigo, vivo aquí), pero Lamadril hizo caso omiso de esta información. Le pidió que se acostara boca abajo, requerimiento al que el estudiante accedió.

'Estaba indefenso, el administrador tenía un cuchillo y el bombero tenía una pistola', anotó el joven, en la declaración que dio a las autoridades.

Cuando pensó que los ánimos se habían calmado, intentó levantarse. En ese momento el bombero le disparó. 'En la declaración que el bombero dio, dice que él pensó que mi hijo era asaltante, por ser trigueño', asegura la madre. El joven fue llevado ese 16 de febrero al hospital.

A María le escondieron durante tres días lo que había ocurrido, hasta el 19 de febrero, día de la Guacherna en Barranquilla. Posterior a ello viajó a Brasil.

En el hospital, ella esperó 19 noches sentada a su lado hasta el 15 de marzo, cuando le apretó la mano y este se aferró a la extremidad de ella. 'Vicky, el gorrión', según la madre, fueron las primeras palabras que pudo pronunciar Eduardo luego del mes en coma, en alusión a la canción Pobre gorrión, que hizo célebre la cantante vallecaucana, quien, curiosamente, falleció ese mismo día en Bogotá.

Yo te daré calor y sentimiento/ y tú aliviarás la soledad de mi alma... Este verso, asegura María, aún resuena en su cabeza luego de aquella tarde en la que escucharon una y otra vez la canción favorita de ambos.

'Lo perdí todo por una bicicleta', era el lamento constante con el que vivió Eduardo sus 35 días despierto, de acuerdo con su madre. Durante este lapso logró darle la declaración a las autoridades, al tiempo que recibió la noticia de que había sido becado para un doctorado en Suecia y que habían aceptado la presentación de su ponencia ‘Las leyendas no nacen solas: el vallenato un mito’ en el congreso de Historia en Medellín.

'Durante los últimos 70 años; el vallenato se convirtió en la música de fondo de la política, no solo de Valledupar y sus alrededores, sino de todo el contexto nacional. Las conexiones que él construyó con los diferentes actores y espacios de la sociedad, entre ellos: Consuelo Araújo Noguera, Rafael Escalona y Alfonso López Michelsen, desembocó, no solo en la elaboración de un nuevo departamento, sino en la construcción de una red político-económica, la cual conduciría a una élite local y provinciana a instalarse en el escenario nacional', dice el resumen de la ponencia que su tía, Beatriz León, busca publicar.

El último round

María estuvo acompañando a su hijo en Porto Alegre durante 94 días. Se asentó en la casa de una enfermera, Cleusa das Gracas de Souza, quien le ofreció su hogar ya que el costo de vida en la ciudad es alto.

El 18 de mayo, el Día de las Madres, luego de un procedimiento quirúrgico, Eduardo no despertó más.

'Me dijo que me dejaría su corazón valiente, su soberbia y libertad para que pudiera seguir viviendo sin él', recuerda María. Fueron las últimas palabras de su hijo antes de caer dormido por siempre.

Durante ese tiempo en el que permaneció aletargado comenzó la lucha de la madre por despertarlo. Extrajo la parte que más recordaba de su película favorita, Toro Salvaje y se la repetía al oído: 'La última pelea, el protagonista la pierde y le dice al adversario: Perdí, pero nunca me derribaste, Ray'. Y a través de las metáforas del boxeo intentó reanimarlo hasta el día en que sonó la última campana. La de la muerte.

El 24 de septiembre, 20 operaciones y una ida y vuelta de la incertidumbre del coma, Eduardo De la Hoz León murió.

'Ese día no puse la canción de Rocky. Solo le dije que sus abuelos y su primo lo estaban esperando', explica María aferrada a la almohada que todavía no ha lavado, esa que Eduardo tenía en su cuarto de hospital.

El cuerpo del barranquillero fue repatriado el 28 de septiembre y enterrado un día después en el cementerio Jardines de la Eternidad con una camisa del equipo nacional de fútbol de China y un pantalón blanco 'de hombre caribeño'.

El proceso penal

En Brasil, solo se ha visto reportado el caso en un periódico local. Eduardo ni siquiera fue identificado por su nombre. La familia colocó el denuncio ante las autoridades por el delito tentativa de homicidio. Una vez se consumó el asesinato con la muerte de Eduardo, el cargo cambió a homicidio calificado consumado.

Actualmente, luego de que ambas partes dieron sus declaraciones a la Policía, esta pasa el reporte a la rama judicial, la cual comienza su propia investigación. Tiago Lamadril Borges fue citado el pasado 27 de septiembre a declarar una segunda vez ante las autoridades. La familia De la Hoz espera que se haga justicia.