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Aún de las mentes de los cartageneros no se borran las imágenes propias de una película de acción que se vivieron el año pasado en el sector turístico de Bocagrande.

Tras una balacera y falsos miembros de la Policía y el Inpec se comprobó que iban tras alias ‘el Pichi’, un delincuente de alta peligrosidad que sería cabeza visible del clan del Golfo y que habría sido beneficiado con la casa por cárcel gracias a un juez. Esta situación puso de presente que, cerca de 20 líderes de bandas delincuenciales, contarían con estos ‘favores’ de manos de la justicia.

Hizo falta el llamado de atención por parte del presidente Santos en un Consejo de Seguridad, un año después, para que los ojos de la Policía y de la Fiscalía se posaran sobre este peligroso delincuente. El trabajo unificado de las investigaciones adelantadas por las dos instituciones permitió demostrar que John Jairo Jiménez Atencio, ‘Pichi’, jefe de una estructura criminal al servicio del ‘Clan del Golfo’, continuaba delinquiendo desde su lujoso apartamento en Cartagena, donde cumplía la condena por narcotráfico.

Fue así como agentes del Grupo Gaula Bolívar le notificaron en su apartamento de una nueva orden de captura en su contra y, tras legalizar su captura, un juez de garantías lo cobijó con medida de aseguramiento intramural.

Seguía delinquiendo. Según la investigación, el jefe de la banda ‘los Pichis’, capturado en junio de 2015 y beneficiado el año pasado con detención domiciliaria, seguía coordinando actividades de microtráfico en Cartagena y en lugares cercanos, como Barú e Islas del Rosario.

Además, desde su apartamento participaba del envío de estupefacientes al exterior. Así mismo, ordenaba el cobro de extorsiones a comerciantes de Bocagrande, a quienes les exigía entre 2 y 20 millones de pesos a cambio de no atentar contra sus vidas o las de sus familiares.