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Familiares de Aldair González, uno de los tres jóvenes barranquilleros desaparecidos desde el pasado 23 de diciembre, identificaron su cadáver en la morgue de Medicina Legal en Barranquilla.

'Una cicatriz en la pierna izquierda y los tatuajes en su mano y pierna derecha permitieron identificarlo. Hoy (ayer) mi nuera y mi hijo confirmaron que se trataba del cuerpo de Aldair', afirmó su madre, Martha Barrios, por teléfono.

El cuerpo fue hallado el viernes 30 de diciembre, al mediodía, en las playas de Puerto Velero, en el municipio Tubará, a 27 km de Barranquilla.

El paradero de Aldair, de 21 años, se desconocía desde el 23 de diciembre después de que salió a las 8:30 de la mañana con su primo Reyson Esmeral Montañez (17), y Kendrik Pardo Camacho (21), amigo de ambos. Su destino, habían informado a familiares y amigos, era bañarse en las playas de Pradomar, en el municipio de Puerto Colombia.

El cadáver de Reyson fue hallado el 26 de diciembre cerca de las playas de Santa Verónica, en el municipio Juan de Acosta. Fue reconocido por dos tatuajes que tenía en la pierna y el brazo derecho.

Durante la mañana del 23 de diciembre, los jóvenes se montaron en un bus en el Paseo Bolívar, centro de Barranquilla, rumbo al balneario. Se tomaron una foto en el camino, que González subió a la red social Instagram; y un habitante del municipio porteño afirmó haberlos visto bajar de un bus, en dirección a la playa.

Salvavidas del lugar afirmaron que no los vieron bañarse durante la jornada laboral de ese día, entre 7:30 de la mañana y 5:30 de la tarde. Sin embargo, Martha Barrios contó que un hombre encontró la cédula de su hijo en la playa de Pradomar y se la entregó. 'Dijo que encontró el documento el mismo día. Nosotros solo queremos saber qué pasó', puntualizó.

Tatiana Camacho, madre de Kendric Pardo Camacho, joven del que aún se desconoce su paradero, manifestó a EL HERALDO que sigue en la búsqueda de su hijo, al igual que las autoridades.

Denuncia.

Martha Barrios manifestó tener como objetivo enterrar a su hijo en el cementerio Calancala, donde su abuelo de crianza, Patricio Morales de la Cruz, de 90 años, tiene una bóveda que cuenta con tres cilindros. El hombre la acompañó para hacer los trámites necesarios, sin embargo la mujer afirmó que en el cementerio le dijeron que no podía hacerlo porque el contrato contempla el servicio para nietos en primer grado.

'La muchacha me dijo que no se podía hablar con el administrador, que si yo no tenía copia del contrato no me pueden solucionar ni brindar información', dijo.

El administrador del camposanto, el cura Manuel Domingo Arteaga, afirmó ayer en una emisora local que invitaba a la familia de Aldair a su oficina para facilitarle la sepultura.