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Recuperándose de la sustancia química que le fue arrojada en su rostro permanece Carmen Sofía Torres Gómez, en la Unidad de Observación del Hospital Niño Jesús.

La mujer, de 32 años,fue atacada el martes en la mañana en el barrio Las Flores por su expareja, Gustavo Rafael Barrios Padilla.

El dictamen médico inicial del centro asistencial determinó que Torres presentaba trauma bilateral en el ojo derecho, por lo que le fue solicitada de manera urgente una valoración por oftalmología.

La mujer fue enviada ayer a Medicina Legal para que fuera valorada y nuevamente regresó al Hospital Niño Jesús. 'Su lesión no reviste gravedad y seguirá bajo observación médica', se dio a conocer sobre el dictamen médico. Dependiendo de la evolución que tenga, la agredida puede ser dada de alta hoy.

Hasta el momento los familiares y el personal médico desconocen qué clase de sustancia le arrojó en el rostro Barrios Padilla, de 45 años, quien en marzo de 2012 fue extraditado a Estados Unidos junto con 13 persona, por narcotráfico.

Barrios Padilla, alias Grillo, purgó cuatro años de prisión en ese país y hace más de un mes regresó deportado a Colombia.

'Por mujeriego'

En diálogo telefónico con EL HERALDO, Carmen Torres Gómez señaló que se siente 'mejor' y puede ver bien. 'Lo único es que todavía tengo los ojos irritados'.

En relación con la agresión de la que fue víctima, manifestó que hace cinco años no vive con Barrios Padilla por ser mujeriego y bebedor.

'Yo lo dejé porque me cansé de sus andanzas, viviendo conmigo se sacó a dos muchachas y a las dos las embarazó, por eso lo dejé', explicó Torres, quien tiene dos hijos con Barrios Padilla.

La mujer, quien vive en el corregimiento de El Salado, jurisdicción del departamento de Bolívar, llegó el lunes a pasar vacaciones en el barrio Las Flores. Lo hizo acompañada de su mamá Julia Rosa Gómez Sanabria y sus dos hijos, menores de edad, pero se encontraron con que Barrios tenía ocho días de estar en la casa.

'Vino a buscarme para insistirme que volviera con él, pero le dije que ya no quería vivir más. Salí del cuarto, pero me llamó enseguida y cuando iba a entrar, me tiró la sustancia en la cara y me dijo que era para que respetara. Traté de cubrirme con la bata que tenía puesta, pero no pude', recordó.