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En las afueras de Medicina Legal, los familiares de Miriam Parejo De la Hoz recordaron la valentía y la muestra de amor que tuvo con sus tres nietos, para evitar que  murieran ahogados en el Caño de la Auyama.

La mujer logró su objetivo, pero a sus 62 años las fuerzas la abandonaron y su cuerpo fue a dar al fondo del caño, siendo rescatada minutos después y llevada al Hospital General, adonde llegó sin signos vitales.

La tragedia se registró el lunes a las 10:30 de la mañana. Miriam, una nuera y sus nietos –de 11 y 3 años–, al igual que una bebé de 4 meses, salieron de su casa en el barrio La Bendición de Dios para pasar un día de esparcimiento en una parcela, al otro lado del caño.

La canoa en la que viajaban, sin embargo, sufrió una avería y se llenó de agua hasta hundirse. Ante la emergencia, el niño de 11 años nadó y logró salir del agua para buscar ayuda, mientras que Miriam, al ver que los otros menores se estaban ahogando, como pudo los llevó hasta la orilla.

'Cuando la canoa se hundió, mi mamá vio que las niñas se estaban ahogando y sacó todas las fuerzas para ayudarlas a salir del agua, pero ella terminó ahogada', manifestó ayer Camilo Hurtado, que llegó al lugar y fue quien llevó a la anciana en un bicitaxi al hospital.

Miriam Parejo De la Hoz era oriunda del municipio Cerro de San Antonio, Magdalena; madre de tres hijos, y abuela de tres menores.

'Ella siempre supo nadar. Aprendió cuando estaba pequeña porque vivía a la orilla del río Magdalena, pero se ahogó porque no había nadie que la ayudara', dijo otro de sus hijos en las afueras de Medicina Legal.

Los familiares de la mujer recibieron ayer su cuerpo de Medicina Legal, en medio del llanto y la impotencia.

Caso similar. El 1ro. de enero de 2012, lo que inició como un día de diversión en el Parque Nacional Isla Salamanca terminó en tragedia luego de que una lancha se estrellara contra un planchón y sus ocho ocupantes se hundieran en aguas del río Magdalena, frente al barrio Siape.

Keyla Berdugo Canchila, de 31 años, fue la única persona que no pudo salir del agua y fue arrastrada por la fuerte corriente.

Samuel Blanquicet, esposo de Keyla, indicó entonces que sus padres, dos hijos, su esposa y una sobrina se dirigían para el parque a llevarlos y pasar el día en casa de estos.

Salieron del barrio Por Fin, donde vivían, con destino al barrio Siape, de donde se subieron a una lancha que los llevaría al otro lado.

Pero a escasos 50 metros de la orilla, contó Blanquicet, el motor de la lancha se apagó y la embarcación fue arrastrada por la corriente y la fuerte brisa, haciéndola estrellar contra un planchón y hundirse.

El impacto fue tan fuerte que la lancha quedó destrozada y sus ocupantes cayeron al agua. Los adultos, que sabían nadar, reaccionaron y sacaron a los menores del agua, mientras que Keyla Berdugo se aferraba al bolso que llevaba. Lo último que alcanzó a gritarle a su esposo fue: '¡Salva a los niños!'. Después se perdió en la profundidad del río.

Pese a que el cuerpo fue buscado por organismos de socorro y por personal contratado por su papá, este nunca apareció.