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El domingo por la noche, en total silencio y sin alertar a un solo vecino, se inició el primer capítulo de una macabra y triste historia protagonizada por una familia aparentemente feliz y modelo.

Los pocos vecinos que estaban esa noche en los 12 pisos del edificio Balcones del Sol, al sur de El Rodadero en Santa Marta, dicen que no escucharon nada, ni un suspiro, un lamento o un grito de auxilio que alertara sobre el violento suceso que se estaba llevando a cabo en el apartamento 302.

Consternación, es la primera palabra sobre este caso que dicen se les viene a la cabeza a las amistades cercanas de Alejandro Garrido, el auxiliar de vuelo de 45 años, nacido en Barranquilla, señalado de haber dado muerte a su esposa Johana Ramírez, y a su pequeño hijo Salomón, de 5 años, antes de quitarse la vida con el mismo cuchillo con el que atentó contra su familia.

De ese triste hecho ya habían pasado 5 días y hasta la tarde de ayer los cuerpos no habían sido retirados de las instalaciones de Medicina Legal en Baranoa.

Ángela Ramírez, prima de Johana Ramírez, una de las víctimas de esta tragedia, estuvo el miércoles en la sede forense realizando los trámites para recoger los cuerpos de su prima y del pequeño para trasladarlos a la capital del país. No obstante, ayer no volvió a presentarse en las oficinas forenses del municipio.

En una situación distinta se encuentran los restos mortales de Alejandro Garrido, ya que hasta el cierre de esta edición ninguno de sus familiares se había presentado a reclamar su cuerpo.

EL HERALDO se comunicó con un familiar que indicó, de manera tajante, que la familia está pendiente de la situación y no agregó más información.

Este hecho de sangre ha generado rechazo, tristeza, confusión y dolor entre la opinión pública, amigos y familiares de los involucrados. 'No dejamos de preguntarnos qué fue lo que pasó con Alejandro, si su hijo y su mujer eran su adoración. Entre sus estudiantes de las asesorías también hay incredulidad. Muchos están más que sorprendidos. 'Sus palabras eran: siempre persiste', contó una de sus más cercanas amistades.

De acuerdo con una persona que lo conoció desde muy niño y que no quiso revelar su identidad, Garrido nació en Barranquilla, pero desde niño se trasladó a la capital del país con su familia.

Dice la fuente que su madre, Marinella Molina, se separó hace muchos años de un piloto 'reconocido en Barranquilla' ya fallecido.

Agregó que Garrido era un hombre muy sentimental, que se tomaba las cosas muy a pecho, por lo que la muerte de su madre, hace aproximadamente 4 años, lo afectó mucho.

'Cuando su madre murió le dio muy duro, porque eran muy apegados. Ella vivía en Brasil y cuando enfermó él iba y venía. Es que él ya venía de unos fracasos con unas parejas anteriores y hasta dejó un hijo de unos 8 años que vive en Argentina con la mamá. La verdad, no sé qué pudo pasar, si él me escribió un bello mensaje de Navidad el 24 de diciembre y uno no llega a imaginarse una cosa de esas como la que pasó', afirmó.

Además indicó la fuente que el expiloto tiene una hermana llamada Paola que vive en Brasil.

'No sé si le estaba yendo mal, porque nunca me habló de eso, pero lo que sí está claro, es que él quería mucho a su familia. Estaba locamente enamorado de su mujer y su hijo', añadió.

El caso ha generado todo tipo de reacciones. Incluso, algunas personas han escrito en el perfil de Facebook del supuesto filicida, que este las habría estafado.

'Me estafó con $800.000. Lo denuncié ante la Policía y no pasó nada, acudí ante Séptimo Día, del canal Caracol, para denunciarlo y tampoco pasó nada', dice uno de los mensajes.

De acuerdo con sus amigos cercanos, Garrido, el hijo ejemplar, el hombre emprendedor y de buenas maneras que ellos conocieron, no puede ser el mismo que, según la Policía, acuchilló a su mujer y su hijo mientras dormían, para luego herirse en repetidas ocasiones en el pecho, como buscándose el corazón. Ese mismo que selló una historia de amor con un trágico final.