Solo tres huellas dactilares fueron recuperadas por los investigadores de la Policía en la escena del homicidio del médico Luis Abuchaibe Abuchaibe, registrado el primero de diciembre del año pasado en su casa en el barrio La Cumbre.
Eran de José Eladio Aguirre, de 48 años, el jardinero de la casa capturado la tarde del miércoles anterior en el barrio Los Olivos, señalado de matar al urólogo de 22 puñaladas.
Los rastros fueron ubicados en la habitación de la víctima, en el segundo piso. Los hallaron en el sistema de cámaras de seguridad de donde fue extraído el DVR, dispositivo que almacena videos en un disco duro, al parecer para borrar los registros del crimen.
Así lo explicó el fiscal 18 de Vida, Rodrigo Restrepo Reyes, en la audiencia en la que imputó cargos por homicidio agravado y hurto calificado al jardinero, a los que no se allanó tras decir que 'me están echando los muertos a mí y yo no fui'. El juez segundo penal municipal ordenó su reclusión en la Penitenciaría de El Bosque.
El día del crimen fue una hija del médico la que lo encontró muerto en la sala, cubierto con una alfombra marrón. Llegó hasta la casa, en la calle 90 con carrera 42G, preocupada porque su padre no contestaba el teléfono.
Los investigadores –según la Fiscalía-, 'suben al segundo piso y se dan cuenta que su habitación está desordenada y van buscar el DVR porque la hija sabía dónde estaba y se lo habían robado'.
'Pero el DVR tenía al lado una cajita que era el regulador del voltaje. Allí la Policía roció un polvo negro que es un reactivo para encontrar huellas dactilares y encontraron tres huellas frescas. Fueron las únicas que sirvieron', explicó.
Le habían robado antes
La policía judicial se percató de que Abuchaibe tenía múltiples cámaras de seguridad. Esto, según testimonios recogidos, obedecía a que ya había sido víctima de robos, el último fue de 700.000 pesos.
'Decía que siempre se le estaban perdiendo las cosas y los únicos que estaban en la casa eran ellos dos (los empleados domésticos) (...) y colocó un DVR en la parte baja, como engañifa, porque ese no grababa. El real estaba escondido en el segundo piso', expuso la Fiscalía.
Licet Olivera Pérez, quien trabajó para Abuchaibe, era la otra persona. La mujer le contó a las autoridades que dejó la casa en octubre de 2014 porque, luego de la pérdida del dinero, su jefe le revisó la cartera y 'eso a ella no le gustó'. Pero Abuchaibe se enteró de que el ladrón era Tierrita, como es conocido el jardinero, pues aparentemente se lo reconoció y hasta le devolvió 100 mil pesos.
Las dagas
La empleada también admitió que Tierrita le había dicho que 'tenía ganas de matar al señor Abuchaibe con una daga, porque como que las coleccionaba (..) y que se iba a llevar las dos armas que tenía el doctor'.
De la casa fue hurtada una pistola con salvoconducto vigente hasta el 2016.
'Yo creía que era por joder y le decía: tú sí hablas vainas feas en contra del doctor', añadió la testigo, y además aseguró que el jardinero también le había dicho que 'el día que matara al viejo se iba a llevar sus guacas'.
Se dejó la barba
Las autoridades temían que Aguirre se fuera del país, por ello solicitaron la expedición de circular azul de la Interpol en su contra. Mas no fue necesario porque cayó en la casa de unos familiares a los que estaba visitando.
El subcomandante de la Policía, coronel Édgar Muñoz, explicó que 'esta persona había alterado su ritmo de vida, sus actividades, su aspecto, la vestimenta, el corte de cabello, y estaba utilizando barba para evadir el control de la Policía. El oficial destacó la captura y anunció que la investigación continuará para esclarecer plenamente las causas del crimen.