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Dos personas muertas y una herida de gravedad dejó un incendio que se registró en la antigua fábrica de textiles Vanylon, ubicada en la calle 79 número 73-180.

La conflagración se presentó a las 3 de la tarde de tarde. Las víctimas fueron identificadas como Ricardo Prato Reales, de 36 años, jefe de cuadrilla, y Ricardo Antonio Castro, quienes laboraban desde hace un mes en la edificación.

Según trabajadores que se encontraban dentro del edificio de la liquidada empresa, el fuego comenzó cuando los obreros realizaban unos trabajos con soldadura pesada.

Al parecer, una chispa de acetileno hizo contacto con una lana de vidrio que, mezclado con un aceite en el piso, se incineró, generando la conflagración que se prolongó alrededor de 45 minutos.

Inmediatamente los trabajadores lograron salir del lugar a tiempo, pero Ricardo Prato Reales y Ricardo Antonio Castro no corrieron con la misma suerte.

Luego de iniciar la búsqueda de los dos contratistas, a las 4 de la tarde, los bomberos confirmaron el deceso de los dos trabajadores.

Según el capitán Jaime Pérez, comandante del Cuerpo de Bomberos de Barranquilla, los cadáveres 'se encontraban cerca a una estructura de muy difícil acceso, lo que complicó el trabajo de rescate'.

Los cuerpos, que fueron rescatados del segundo piso del edificio por la máquina 29 de bomberos, presentaban quemaduras en cuello, brazos y torso, lo que a juicio de las autoridades, se debió a un choque eléctrico.

Debido a la dificultad que generaba subir al inmueble, agentes del Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía General de la Nación realizaron el levantamiento de los cadáveres a la vista del público que se apostó en la calle, incluyendo a dos familiares de Prato Reales que no quisieron entregar declaraciones a los medios de comunicación.

El otro trabajador que resultó herido fue trasladado en ambulancia hasta la clínica Reina Catalina, donde se encuentra con pronóstico reservado. Su identidad no fue suministrada por las autoridades.

De acuerdo con información entregada por quienes trabajan en la sede de la otrora fábrica de hilazas, el grupo estaba realizando el desmonte de las estructuras metálicas con el objetivo de entregar el inmueble a un nuevo propietario que lo adquirió tras su quiebra y posterior liquidación ordenada por la Superintendencia de Sociedades en el 2011.

La empresa, que estaba en concordato desde 1995, acumulaba pasivos por más de 78 mil 859 millones de pesos.

Decenas de trabajadores que salían de sus sitios de labores en esta zona se apostaron en las afueras del edificio para observar el rescate de los cuerpos.