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Nuevos detalles acerca de la práctica de reclutamiento de menores de edad por el paramilitarismo fueron expuestos durante la audiencia que lleva a cabo el Tribunal de Justicia y Paz contra cuatro exintegrantes del bloque Montes de María de las Autodefensas.

En la jornada de ayer, la Fiscalía les imputó cargos por este delito del que fueron víctimas 25 jóvenes que residían en las poblaciones de Toluviejo, San Onofre, Paloalto, en Sucre, y en María La Baja, Calamar y El Guamo, en Bolívar, zonas donde ejercía control territorial esta facción paramilitar.

Entre los motivos por los cuales los adolescentes, entre los 16 y 17 años, fueron llevados a las filas del grupo ilegal, está que eran considerados una 'mano de obra barata' y de 'fácil manejo'.

Así lo dio a conocer el ente acusador al darle lectura a una versión libre entregada por Edward Cobos Téllez, alias Diego Vecino, el pasado 4 de julio. Justamente, este exparamilitar, recluido en la cárcel La Picota de Bogotá, presenció la audiencia realizada en Barranquilla a través de videoconferencia.

Según Cobos, entre las ventajas de llevarse a los menores de edad estaba también que no era complicado 'adiestrarlos en temas militares' y que las Autodefensas podían ubicar fácilmente a sus familias, a diferencia de lo que sucedía con los mayores de edad, muchas veces provenientes de otros sitios. Al parecer, esto tenía como objetivo ejercer presión sobre ellos para evitar que desertaran. 

Los mismos exparamilitares han revelado que a los jóvenes les pagaban entre 300 y 350 mil pesos al mes, y les daban vestimenta y comida.

Aunque ayer no fueron reveladas cifras exactas, la Fiscalía detalló que entre los años 2002 y 2003 se registró 'la mayor cantidad de jóvenes reclutados por el bloque', a través de sus frentes Canal del Dique y Sabanas de Sucre.

Cómo los reclutaban. Dentro de la documentación de casos, Justicia y Paz ha establecido –con la versión de los exparas– que no solo había intimidación sino que también los muchachos eran engañados con la idea de 'una mejor opción de vida'.

Las declaraciones también han permitido establecer que una de las formas utilizadas para reclutar a menores era la persuasión, 'que consistía en aprovecharse de su voluntad para lograr que entraran a las filas', prometiéndoles una oportunidad de empleo.

Entre las prácticas igualmente estaba la fuerza, expresan los informes. 'Los jóvenes fueron arrancados del seno de sus hogares, bajo amenazas contra ellos o sus familias, para ingresar al paramilitarismo'. La mayoría de los reclutados tenían un bajo nivel de escolaridad o, en muchos casos, ni siquiera habían pasado por una escuela.

La labor que cumplían. Las audiencias de Justicia y Paz también han permitido conocer que, generalmente, los frentes paramilitares les asignaban a los menores de edad las funciones de patrulleros, mensajeros o campaneros, o radio operadores.

Uno de los casos develados en la audiencia de ayer fue el de Rodrigo Rafael Alcalá Clemente que, en el 2001, con 17 años, fue reclutado en Sincelejo.

'Su ingreso obedeció a la falta de trabajo y porque no encontró más alternativa para ayudar al sostenimiento de su familia'. Un hombre conocido como Valencia fue quien lo persuadió. Alcalá alcanzó a desmovilizarse en 2005 en San Pablo, Bolívar.

El hecho fue uno de los imputados por la Fiscalía a los exparamilitares.