Una mujer británica había luchado durante su vida contra mareos y migrañas que constantemente sufría.
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Charlie Rolstone, de 44 años, veía normal el hecho que tuviera algunos mareos, pues creía que era por el uso del celular frecuentemente.
Sin embargo, un día cuando regresó de jugar billar, se encontraba en su casa, donde de un momento a otro tuvo un mareo y se desmayó. Su pareja fue quien la encontró y de una vez llamó al servicio de emergencias.
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Cuando los médicos le hicieron todos los respectivos exámenes en el Hospital General de Watford, donde dieron con que tenía una anomalía en su cráneo, epilepsia y una malformación de Chiari.
“Lo he tenido toda mi vida, pero mis síntomas sólo han empeorado a medida que he envejecido. No fue hasta que tuve un ataque muy fuerte que me hicieron una resonancia magnética del cerebro”, explicó Rolstone.
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Ella en su adolescencia sufrió migrañas, mareos y desmayos, pero nunca le prestó atención, ya que pensó que se trataba de algo normal.
“He sufrido migrañas desde que era adolescente. Cada vez que toso, siento un dolor muy agudo en la cabeza que me cubre la parte posterior del cráneo. Solo dura unos 30 segundos, pero es suficiente para hacerme agarrar la cabeza. Ni siquiera puedo gritar o alzar la voz sin que me duela la cabeza. Sabía que tenía síntomas, pero pensaba que eran normales”, reveló.
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Pero, ese 20 de septiembre fue la gota que derramó el vaso porque se desmayó. Estaba sola en su casa y lo último que recuerda era cuando iba en la ambulancia rumbo al hospital.
“Nadie me vio desmayarme. Había estado despierta toda la noche anterior, preparando un pastel para el hijo de mi amiga, y me sentía cansada. Cerré la puerta trasera, fui a la sala de estar y comencé a sentirme como nunca antes me había sentido. Estaba muy desorientada, como si todo se moviera en cámara lenta. Era muy diferente del tipo de confusión que se siente por la falta de sueño”, declaró.
Señaló que: “Mi médico me llamó y me dijo que había encontrado cuatro cosas mal en mí, me dijo que tenía epilepsia, lesiones cerebrales, una aneurisma y la malformación de Chiari”.
La remitieron al Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía y por el resto de su vida debe estar médica e informándoles acerca de los signos que presenta. Le explicaron que esta enfermedad es peligrosa porque suele ser silenciosa.
“Chiari ha comenzado a afectar mi vida cotidiana. No puedo trabajar de nueve a cinco y mi pareja se ha convertido en mi cuidadora a tiempo completo. Incluso hasta el punto en que me cuesta ver la televisión: sufro mareos si la cámara hace zoom demasiado rápido”, aseveró.
¿Qué es la enfermedad de Chiari?
Según ‘National Health Service’, la enfermedad de Chiari puede ser genética, afecta a una de cada 1.000 personas. También conocida como malformación de Chiari, es una afección en la que el tejido cerebral se extiende hacia el canal espinal debido a una anomalía en la estructura del cráneo.
Esto puede provocar una presión anormal en el cerebro y afectar el flujo del líquido cefalorraquídeo. Los síntomas varían según la gravedad y el tipo de Chiari; se presentan de acuerdo a su edad.
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El tratamiento depende de la gravedad de los síntomas. En casos leves, se puede manejar con analgésicos y monitoreo. Si los síntomas son severos o progresivos, se puede considerar una cirugía llamada descompresión de la fosa posterior, que ayuda a aliviar la presión en el cerebro y mejorar el flujo del líquido cefalorraquídeo.
